Las guías para viajeros siguen teniendo mucha utilidad a la hora de informarnos qué hacer, comer o visitar cuando llegamos a una ciudad. Pionero en la edición de este tipo de libritos fue el escritor, geógrafo, fundador del Club Alpino de Francia y viajero francés Adolphe Joanne (Dijon 1813-Paris 1881) que en la segunda mitad del siglo XIX fue publicando una gran colección de guías y libros de viajes.

Todo este trabajo fue ampliado y revisado por su hijo Paul Joanne (Paris 1844-1922) que fundó la «Collection des Guides-Joanne» publicadas y comercializadas por la empresa «Librarie Hachette en el Bulevard Saint-Germian de Paris». Fue precisamente la de «Espagne et Portugal» de 1906 donde en el itinerario por tren hacia Alicante describe los castillos de Villena y Sax, el alcázar gótico de Elda, el gran puente de hierro de Monóvar y el valle radiante y verde de Novelda lleno de algarrobos y almendros. Al llegar a Alicante incluye un mapa y muchísima información sobre las estaciones, iglesias y hoteles y dice de esta ciudad que es el mejor destino invernal de España, el aire es puro, el cielo magnífico y el clima excelente el cual, según él, nunca baja ni sobrepasa de los 6º-31ºC. Pondera lo moderna y alegre que es la ciudad situada en un anfiteatro sobre el mar y protegida por los fuertes de Santa Bárbara y San Fernando. Joanne busca en vano los campanarios que parecen minaretes cantados por Víctor Hugo en las Orientales. «Alicante aux clochers mèle les minarets».

Gratificante es el comentario sobre el puerto, donde dice ver llegar desde la campiña los carros cargados de barricas de vino para ser exportadas. Joanne añade: «Para mi, los mejores y mas renombrados vinos son los Aloque, Belmete y Fondellol».

El Aloque era un vino clarete, el Belmete es la forma con que el autor galo escribe «Vermeta», forma dialectal del Monastrell y el Fondellol el gran vino rancio de Alicante.