Quiere ser una disección de la sociedad francesa contemporánea, con ingredientes irónicos y descarados y formato de comedia, que reúne a la actriz y directora Agnes Jaoui y al actor y guionista Jean-Pierre Bacri como protagonistas, explorando no solo los caprichos y la idiosincrasia de la jet-set, sino también cómo el cinismo puede ser a la vez hipócrita y salvador. Es el cuarto largometraje de Agnes Janoui, que debutó en 2000 con Para todos los gustos y que realizó posteriormente Como una imagen (2004), Háblame de la lluvia (2008) y Un cuento francés (2013).

Hace un día espléndido en los campos cercanos a París. Héléne asiste a la fiesta de inauguración de la nueva casa de su hermana Nathalie. Pero en dicha fiesta también está su exmarido, Castro, un presentador de televisión en horas bajas. A diferencia de Heléne, que se ha mantenido fiel a sus ideales de juventud, Castro ha evolucionado hacia el pesimismo y el cinismo. Con la llegada a la fiesta de la hija de ambos, Nina, la tensión acumulada empieza a ceder: corre el champán, vuelan los reproches, y mientras tanto, la fiesta sigue por todo lo alto...

Preguntada si en Llenos de vida le divertía enfrentar a las distintas clases sociales, Agnes Jaoui dijo que lo hacen porque todavía existen. «Es un tema -dijo- que parece inagotable, incluso si esas diferencias son ahora menos marcadas que antes. Manu piensa que es amigo de Castro, pero en el momento en que este lo siente así, tiene el poder para ponerle en su sitio. También queríamos hablar acerca de la élite, sus bailes y cantos impermeables a que las clases bajas que los rodean no comparten su entusiasmo y se sienten no representados e ignorados». En relación a si el personaje clave de Delavenne es la encarnación de aquellos que no se sienten representados, y del obstinado rechazado hacia los parisinos que los franceses no parisinos pueden exhibir, el guionista Jean-Pierre Bacri afirmó que todos podemos reconocer la amargura de Delavenne, y su discurso sobre las élites. «Es un rencor justificado -añadió-, no necesita explicación. Pero no es algo nuevo, ¿has escuchado la historia de Jean Gabin? Amaba a los animales y el campo, se compró una granja mientras seguía actuando. Pero los habitantes locales le hostigaron tanto que al final se vio obligado a vender la propiedad».