La falta de tiempo o de pericia me ha impedido averiguar la identidad del misterioso C. G., uno de los colaboradores del periódico parisino «Journal des débats politiques et littéraries». Este longevo diario se empezó a publicar en 1789 para recoger los debates de la asamblea de los estados generales y fue cambiando de propietarios y de ideología hasta su cierre definitivo en 1944, justo después de la liberación de Francia.

Concretamente en la edición del 21 de abril de 1881, nuestro enigmático periodista narra su periplo desde Barcelona a Cartagena y va describiendo con bastante detalle todos los avatares de su viaje. El escritor francés recomienda ir en tren a Cartago Nova para poder admirar el palmeral de Elche, donde alaba el buen negocio que producen tanto palmas como los dátiles. El paisaje de casas construidas con terrazas le parece un oasis árabe y su rica huerta comparable en exuberancia a la de Valencia. Cerca de la sierra de Orihuela, en medio del verdor de la vega, le sorprende una granizada muy intensa que a pesar de su virulencia no produce daños en los cultivos. Un cuarto de hora después luce un sol intenso y maravilloso en medio de campos de moreras, olivos y chumberas.

Previamente hay una mención especial a la belleza de la ciudad de Alicante y a nuestro inagotable vino Fondillón, que nuevamente, vuelve a aparecer escrito en valenciano en este estimulante párrafo: «Entre tapices de flores y altas palmeras, la fortaleza de Santa Bárbara lo domina todo sobre las bellas aguas del Mediterráneo donde se refleja el azul del cielo y resplandecen en un estallido los rayos de sol! Nada en esta visión es rudo, todo se funde armónicamente y produce sobre los ojos -permítanme la comparación- el mismo efecto que en palacio una copa de ese vino cálido y perfumado de Fondellol que nosotros conocemos con el nombre de Alicante».