Desvela la historia de la joven Mary Wollstonecraft Godwin y su ardiente y tempestuosa relación con el poeta romántico Percy Bysshe Shelley. Ambos sienten un flechazo inmediato al conocerse y ante la oposición de la familia de Mary a su noviazgo, la pareja decide huir, acompañados por la hermanastra de ella, Claire. Los altibajos en su relación se agudizan durante su estancia en la casa de Lord Byron en Ginebra y es allí donde Mary concibe la idea de Frankenstein, cuando, como juego, se propone a todos los invitados escribir una historia de fantasmas. Pero la sociedad de ese momento concede un nulo valor a las mujeres escritoras y con tan solo 18 años, Mary se verá obligada a desafiar estos prejuicios para proteger su trabajo y forjar su propia identidad. Se trata del tercer largometraje, el segundo de ficción tras Women without shadows en 2005, de la directora Haifaa Al-Mansour de Arabia Saudí, autora de La bicicleta verde, que revolucionó por su carácter feminista el mundo de la cultura de este extremadamente conservador país árabe.

El guion de Mary Shelley está escrito por Emma Jensen, con aportaciones de la directora Al-Mansour. En su incorporación al proyecto, Haifaa aseguró haber encontrado un espíritu gemelo en Mary Shelley: «Yo soy de Arabia Saudí, y aunque se trata de un filme de época inglesa sobre una chica que crece tratando de hacer escuchar su voz, rodeada por unos prejuicios de los que trata de liberarse, realmente me identifiqué con el personaje principal». La productora Amy Baer dijo sobre el guión que le enviaron: «Me quedé asombrada cuando vi que Mary solo tenía 18 años cuando creó y escribió Frankenstein, de modo que sentí que aquella era una historia que debía contarse». La productora Ruth Coady comentó que estaba «impresionada por la fuerza y la lucha que esta mujer tan joven encontró en su interior», y que la vida de Mary Shelley es «una historia poderosa con gran relevancia en la actualidad». Para la actriz protagonista Elle Fanning, su edad tan cercana a la del personaje en el momento de escribir Frankenstein, así como su ideología progresista, hicieron que aquél fuera un papel ideal para ella: «Poder interpretar a una mujer tan adelantada a su tiempo -y de tantas maneras- fue lo que realmente me atrajo del guion».