Recibió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Málaga y es una road movie que vuelve a reunir a dos amigos de juventud. Ella, cantante de éxito, ya retirada de la escena. Él, que sobrevive como vendedor de productos cosméticos, pretende relanzar la carrera musical de quien fue su amor de adolescencia. El director de La buena vida, Soldados de Salamina y Vivir es fácil con los ojos cerrados nos trae una película empapada de canciones y un humor particular. Un reencuentro que se convierte en un luminoso viaje en furgoneta por la España interior, acompañando a dos viejos amigos que se debaten entre sus deseos, ambiciones y expectativas frustradas.

David Trueba declaró que era complicado encontrar el origen de estas cinta y que, en todo caso, había que remontarse a 1996, cuando buscaba a dos actores jóvenes y no profesionales para los papeles protagonistas de su primera película como director, La Buena Vida. «Encontré -dijo- a Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, entonces estudiantes en el instituto. Lucía cantaba en un grupo, Fernando dibujaba muy bien. Desde entonces, hace ya más de 20 años, no habíamos vuelto a trabajar juntos. Reunirlos para rodar Casi 40 fue por tanto un reencuentro que funcionaba casi como una trama paralela a la trama real de la película. El guion habla del primer amor, de lo que significa el primer amor»".

Preguntado cómo encontró a los dos protagonistas después de tanto tiempo, afirmó que más maduros y llenos de ganas de trabajar. «Cuando los conocí -recordó- no eran actores, ahora son actores con veinte años de experiencias profesionales a sus espaldas. Ellos son muy distintos y la vida les ha llevado por muy distintos lugares. Pero desde tiempo atrás quería reunirlos de nuevo y prolongar algunas ideas que estaban evocadas en mi última novela, Tierra de Campos. Al reencontrarlos en el momento en que están a punto de cumplir 40 años, mi intención era relatar una franja de vida que algunos definen como el segundo acto. No sé si las peripecias humanas pueden someterse a las estructuras del teatro clásico, pero para mí el paso del tiempo es el gran asunto de la ficción. Y esta película pretende contar eso, cómo el tiempo trata a las personas, en su caso, a quienes vivieron de manera distinta un inolvidable amor de adolescencia».