Es la quinta película como realizadora de Valerie Lemercier, que ejerce también de protagonista, y representa su primera comedia romántica, un género por el que dice no sentir demasiada predilección.

En la cinta, Francine vive momentos de crisis, fruto entre otras cosas de que su marido la encuentra demasiado vieja y de que en el trabajo es un estorbo. A sus 50 años se ve obligada a volver a casa de sus padres, que siguen empeñados en tratarla como a una niña. Dadas las circunstancias, no le queda otra opción que aceptar un trabajo en una tienda de cigarrillos electrónicos.

Lo más curioso es que la cineasta solo supo que había hecho una comedia cuando concluyó el rodaje. «Sí, es una comedia romántica -dijo- lo que no estaba tan claro cuando escribimos el guion. Solo cuando la acabamos me di cuenta de que lo era. Y sí, ¡no tengo la menor duda! Pero es una comedia romántica sin gorra. Porque no sé si te has fijado, pero lo cierto es que los protagonistas de las comedias románticas siempre llevan gorra».