Es un drama social de violencia doméstica que, según su director, Xavier Legrand, se construye a partir del miedo, del temor que inspira un hombre dispuesto a todo con tal de regresar con la mujer que le ha dejado para escapar de su comportamiento violento. Fue la gran sorpresa del Festival de Venecia, donde recibió el León de Plata al mejor director y el Premio Luigi Laurentiis a la mejor opera prima. En San Sebastián ganó el galardón del público a la mejor película europea y el Otra Mirad" de TVE.

El argumento aborda un tema de rabiosa actualidad. Myriam y Antoine se han divorciado. Para proteger a su hijo pequeño de su violento marido, Myriam pide la custodia, pero la juez decide concederla compartida entre ambos cónyuges. Víctima de un padre celoso, y en el afán de proteger a su madre acosada, Julien hará todo lo que esté en su mano para que no ocurra lo peor.

El personaje de Antoine, interpretado por D enis Ménochet, es una amenaza continua, en opinión del director, para los que le rodean: «Consigue que su entorno viva en una tensión constante, solo siente su propio dolor y manipula a la gente, incluso a sus hijos. Las mujeres que han padecido violencia doméstica, como el personaje al que da vida Léa Drucker, nunca se relajan. Saben que el peligro puede aparecer en cualquier momento, en cualquier lugar, y que nadie está a salvo. En Francia muere una mujer cada dos días y medio por violencia doméstica, y aunque se habla de esto en los medios, es un tema que sigue siendo tabú. Las víctimas no se atreven a denunciar, la familia y los vecinos no dicen nada por miedo a interferir en la relación de la pareja. Todo está bajo el manto del secretismo. Mi intención no ha sido enfocarlo como un tema de actualidad. Al igual que en Antes de perderlo todo, mi objetivo era concienciar a la gente de la existencia de esta crisis mediante el poder del cine, algo que siempre me ha fascinado, como hicieron y hacen Hitchcock, Haneke o Chabrol. Me refiero a un cine que capta al espectador jugando con su inteligencia y sus nervios». Legrand reconoció la influencia de tres películas en concreto, Kramer contra Kramer, La noche del cazador y El resplandor: «Aunque las olvidé por completo durante el rodaje, me ayudaron a enfocar los temas que quería plasmar y a encontrar los estados de ánimo por los que pasan los personajes», apuntó el director.