Ganó el premio Kutxabank de nuevos directores del Festival de San Sebastián y es la opera prima de una realizadora francesa, Marine Francen, que fue ayudante de dirección de ilustres cineastas como Michael Haneke, Olivier Assayas y Richard Berry. Nos sitúa a mediados del siglo XIX cuando el pueblo de Violette, que está en edad de casarse, es brutalmente privado de todos sus hombres tras la represión ordenada por Napoleón III. Las mujeres pasan meses en aislamiento total. Desesperadas por volver a ver a sus hombres de nuevo, hacen un juramento: si aparece un hombre, tendrán que compartirlo.

La génesis de la película está vinculada al momento en el que Marine Francen descubrió el libro de Violette Ailhaud El hombre semen, en el que una maestra escribe su propia historia en el pueblo en el que vivía, en donde una serie de acontecimientos afectan en un momento dado a los aldeanos. Es una misteriosa novela corta de la que se enamoró, e inmediatamente se puso en contacto con el editor. La realizadora confesó que le atrajo el libro por su tema y su poderosa visión poética: «Enseguida sentí ganas de elaborar una versión cinematográfica. La historia parece más un largo poema en prosa que un relato. Funciona mediante sugerencias y por eso todo tuvo que construirse de abajo hacia arriba. Me sentí muy libre. Ésa es otra cosa que me gustó del libro. Sentía que el texto expresaba una visión increíblemente realista y poderosa de los deseos de las mujeres. Más allá de su contexto histórico, cuenta lo que significa ser mujer una vez eliminadas las referencias sociales, culturales y de nacionalidad... una vez eliminado todo aquello que sirve para vestir a una mujer, de cierta manera».

Respecto a cómo abordó el contexto histórico, manifestó que no quiso ceñirse a una precisión histórica absoluta, pero le fascinó el contexto. «Me parecía -expresó- muy rico. No muy conocido, pero increíblemente pertinente a día hoy. Ailhaud nos habla de la protección de la libertad en todas sus facetas. Es un tema que trasciende fronteras y épocas, y también quería transcribir ese aspecto contemporáneo». La directora subrayó que la historia resuena poderosamente con lo que ocurre hoy, en cuanto a la lucha de la gente normal que ahora mismo está contraatacando, que se siente en peligro por defender los valores de la República Francesa, que eran muy nuevos en aquel entonces. Lo que están defendiendo las mujeres es, en primer lugar, su libertad: de pensar, de existir, de defender sus convicciones, que encarnan plenamente, por ser lo que son».