Como cantaba Serrat, la libertad es ese término que nos acuña la vida desde que existimos. No hay nada sin ese alma de liberación que va con nuestro gen, con ese que distingue el albedrío humano del resto de las especies. El hombre, en genérico, es cultura y libertad desde que empezó a razonar, allá por los albores de la civilización, recién erguido sobre dos pies y caminando, heredero de una preciosa Lucy (la primera Australopitecus que se descubrió al son de la canción de los Beatles en África...). Entonces, entre lasca y lasca, piedras, semillas, árboles, fuego, el hombre descubrió la danza, la música, los acordes de la Naturaleza, pero sobre todo la preciosa LIBERTAD. Esa que en la esencia del alma del flamenco es toda una. Cuando vi la primera vez a Fefa, mujer arrolladora de ojos verdes, bailando sobre los lunares de un vestido divino, pasión, alma, fuego, descubrí que sigo siendo una niña que aprende cada día el valor del arte en Libertad. Fefa Gómez y el Tablao la Guitarrería me devolvieron una noche, en compañía de un gran amigo que lo sigue siendo y lo será siempre, el trocito de corazón que había perdido durante meses de paciencia con la Humanidad. Una mujer que compartía escenario con Antonio Santiago en muchas ocasiones, la mejor voz de Alicante en el mundo, cantaor y raza por los tres costados. Ellos son el alma de Santa Cruz, la flor de las flores de Mayo y sus cruces, el centro de las procesiones en Semana Santa y una de las mayores atracciones turísticas que tiene esta ciudad para cada uno de los visitantes que viene por aquí de todo el Mundo; «guiris» interminables, rubios, con niños y con sonrisas amplias toman copas y flamenquean al son de un tablao que parece Casa Patas pero en la Terreta. Los lunares es la otra recomendación que me dan, en Santa Pola o a Pilar Andújar, la Gypsy, en Almoradí, o Carmen Lara otra gran bailaora que estará zapatendo este fin de semana. Quico Quesada, el «rebujito» mismo, lo lleva en esa sangre granadina. Diez años en Alicante para que su cocina sea junto a los toros un temazo en la vida de su familia. Junto a Carlos Corredor son lo más del flamenqueo en todos los niveles de la ciudad. Y junto a José María Ramírez se han metido hasta las cejas a crear hasta una escuela para los niños que quieren aprender y vivir un arte ancestral. Él, antiguo «inquilino» de la Terraza Niza, vio pasar y disfrutó de Antonio Maya, Rafael Conde el Titi, Pepe Mairena o el mismo Antonio Molina. Ellos y Paquito Esplá eran la cuadrilla más famosa del arte y de paso la tauromaquia de Alicante. Pepe Espadero no puede quedar fuera de este círculo que no es poca cosa, siempre colaborando con todo lo que signifique la danza y el alma de un bailaor. Recuerdo desde mi antigua casa en Paseo de Ramiro, las mañanas de taconeo y faldas, peinetas y colores de su cuerpo de danza, fastuoso. Una de ellas, la mencionada y divina Fefa Gómez adora y nos recomienda el Liberty Kitchen o Chicocalla para hacerse unos vinitos con pinchitos increíbles o una buena hamburguesa.

Su playa favorita es, como no, el Carabassí, todo aire y mundo por montera y la lectura con Once Minutos de Pablo Coelho son de cabecera entre las dunas y la toalla de playa. Y entre actuar en Japón o en todo Sudamérica, viene por aquí a demostrarnos que el arte es universal pero sin dejar de ser de la Terreta, donde cada año nos deleita con su sola mirada verde, pestaña de Julio Romero de Torres y genio de Lola por doquier. Feliz finde y que nos quiten lo bailao, que seguiremos bailando más y mejor.