Dividida en dos partes, la novela El sentido de un final de Julian Barnes se centra en Tony, un hombre que vive una apacible jubilación cuando una reliquia de sus días de colegio vuelve a su vida, obligándole a replantearse todo lo que hizo en su pasado personal y las trágicas consecuencias que sus acciones tuvieron. Ganadora del Premio Booker en 2011, la novela de Barnes sobre el fraude que puede ser la memoria fue notable no sólo por su precisión lingüística, sino por una estructura intrincada establecida en dos períodos de tiempo y un narrador poco confiable cuya revelación (o falta de ella) conduce el ritmo de la narración.

Tony Webster, un hombre jubilado y divorciado, mantiene una tranquila y solitaria vida. Un día descubre que la madre de Verónica, su novia de la universidad, le dejó en su testamento un diario que guardaba su mejor amigo, quien salió con Verónica después de Tony. Para recuperar el diario, ahora en manos de una Verónica anciana y muy misteriosa, Tony estará obligado a bucear en su pasado, recordar los momentos fallidos de sus antiguas amistades y relaciones y recrear sentimientos que creía olvidados. ¿Podrá Tony afrontar la verdad y hacerse responsable de las devastadoras consecuencias que sus actos han provocado después de tanto tiempo?

Dirigida por Ritesh Batra, es la segunda película de este cineasta indio que debutó en el largometraje en 2014 con la deliciosa The lunchbox y que ha firmado, tras El sentido de un final la cinta Nosotros en la noche, que ha reunido de nuevo a Robert Redford y Jane Fonda. Su reparto lo nutren nombres de la talla de Jim Broadbent, Freya Mavor, Charlotte Rampling y Harriet Walter.

«Por un lado es un thriller psicológico que el lector lee de forma ligera, por otro lado es una novela cuya trama lo desconcierta» dijo Julian Barnes. Por su parte, Emily Mortimer aseguró: «Me dejó realmente impactada. Me llamó la atención lo violenta que puede ser la juventud. Cuando te paras a pensar en las cosas que hiciste a otras personas, o que te hicieron cuando eras joven y estabas en pleno crecimiento». Para Harriet Walter lo más atractivo no fue la representación de la juventud, sino la exposición de cómo los recuerdos de esta pueden influir en el presente: «Lo que me encanta es que está escrito por alguien que está más o menos en el mismo momento vital que el protagonista, por lo que las sensaciones están perfectamente descritas».

Una de las cuestiones que han sembrado más polémica en el libro es el de la fidelidad al texto original. «La mejor forma de ser fiel como cineasta es ser desleal con el libro. Siempre lo he creído», dijo Barnes. «Cuando supe que lo había dejado en manos de gente con talento, supe que tenía que darles libertad absoluta». Contar con la total libertad para salirse de la rígida estructura del libro fue una gran noticia para el guionista: «Lo que más me atrajo fue la idea de hacer algo verdaderamente interesante y distinto, pero sin que se despegara totalmente de la novela». El objetivo de Batra con el guion de Payne fue mantenerse fiel a la esencia del libro, pero extrapolando lugares y caracteres para crear un ambiente cinematográfico. «La película podía ser un complemento del libro, pero cuando estaba adaptándolo, la estructura y la esencia no discernían de él, por lo que era más que un simple añadido», dijo el director.