Es una película basada en el libro homónimo de Penelope Fitzgerald, una tragicomedia sutil, que narra la historia de Florence, una mujer que se encara a un enorme desafío: tratar de construir y mantener una librería en un pequeño pueblo inglés. La historia narra las dificultades y los obstáculos con los que Florence se encontró: la ignorancia, la envidia, y la falsa moral de un pueblo que acabará irremediablemente con su sueño. Isabel Coixet es una realizadora española que debutó en 1988 con Demasiado viejo para morir joven, que ha rodado la mayor parte de su obra en inglés. Su primera cinta en este idioma fue Cosas que nunca te dije y con posterioridad, entre otras, Mi vida sin mi, Elegy, La vida secreta de las palabras y Nadie quiere la noche, entre otras. «El argumento de La Librería -señaló la directora- es casi una parábola sobre el peligro y las dificultades que hoy en día corre el mundo de la literatura y de la palabra escrita al enfrentarse a una sociedad burocrática, inculta e ignorante que se mueve por el dinero y la envidia. Si la palabra escrita tal y como la conocemos desaparece, desaparecen todos los valores culturales, sociales y de conocimiento que ello conlleva. Todos hemos visto en nuestra ciudad como las librerías de toda la vida van desapareciendo engullidas por la maquinaria de una sociedad que parece no necesitar los libros·.

«Esta película -añade la cineasta catalana- pone el punto de mira en esta desaparición incesante, silenciosa y definitiva cuyas consecuencias son tan graves y catastróficas como la desaparición de la biblioteca de Alejandría. La película también es un alegato a la libertad de expresión y un ataque directo a todos aquellos ejemplos de ignorancia y censura. La publicación de una edición del famoso libro de Nabokov: Lolita, será la excusa perfecta para intentar hundir la librería de Florence, dejó en evidencia la moral inequívocamente hipócrita que demoniza y condena cualquier alegato que no reafirme el discurso de su falsa y controladora moral. En definitiva, la película también es un canto a la libertad de expresión y la pluralidad de opiniones y enfoques».

Además de estos valores, el film también narra la lucha personal de Florence. Una especie de ave fénix que intentará reconstruirse así misma después de la muerte de su marido. Un personaje femenino, fuerte, inteligente y maduro que se mueve con y gracias a las emociones y que intentará por todos los medios levantar un negocio cultural simplemente como gesto de amor hacía la persona perdida, sin esperar otro tipo de compensación que la espiritual.

Sus antagonistas en cambio querrán arrebatarle su proyecto simplemente para crear otro que esté por encima del suyo y que consiga fama y dinero. Esta lucha es una representación de algo que ocurre hoy en día demasiado a menudo, donde la cultura no promueve las obras artísticas que valen la pena sino todas aquellas obras que con su oportunismo o espectacularidad son rentables y dan un montón de beneficios económicos».