Basada en una historia de Arturo Pérez- Reverte e inspirada en las expediciones de los conquistadores españoles del siglo XVI, cuenta una de esas duras incursiones, hacia el año 1540, a través de la selva centroamericana, en busca de una ciudad mítica india que, según se dice, está toda hecha de oro. Empujados por la ambición, atraviesan parajes poblados de animales salvajes, soportando el calor y la humedad, minados por las fiebres y acosados por indios hostiles y caníbales. La promesa del oro no sólo pone a prueba su instinto de supervivencia. Les enfrenta a sí mismos y a lo que están dispuestos a hacer por conseguirlo. El argumento ha suscitado desde siempre un enorme interés y buena prueba de ello es que dos de los cineastas europeos más destacados de las últimas décadas, el alemán Werner Herzog y el español Carlos Saura rodaron sendas películas que han contribuido a fomentar la leyenda: Aguirre. La cólera de Dios y El Dorado. Ambas son claros antecedentes de la cinta que ahora se estrena, aunque tanto el realizador, Agustín Díaz Yanes, como el guionista Pérez Reverte aseguran que su versión tiene un planteamiento muy distinto.

Quinta película de Díaz Yanes, que debutó en 1995 con Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto y no hacía cine desde que Solo quiero caminar en 2008. Su mayor éxito, sin duda, fue Alatriste en 2006, en la que colaboró también con Pérez Reverte. En su opinión, Oro es un magnífico relato de frontera, un relato de supervivencia, de ambiciones y traiciones, de amores, de codicia y de generosidad. «Treinta hombres y dos mujeres en una selva peleando contra todo y contra todos, incluso contra ellos mismos, en busca de fama y fortuna. Un grupo de desheredados, emigrantes paupérrimos del siglo XVI. Feroces, sanguinarios, pero también generosos, idealistas».