Vivimos tiempos anclados a la nostalgia donde preferimos el regreso de nuestros viejos héroes a lo que los nuevos talentos puedan ofrecernos. A menudo estos retornos son decepciones absolutas que nos dejan con la certeza de que nada volverá a ser como antes. Lo realmente insólito es que, de repente, un grupo como Slowdive reaparezca en la escena tras 22 años y nos regale una obra maestra tan buena o mejor que sus legendarios discos de los 90. El grupo de Neil Halstead y Rachel Goswell lo ha conseguido, ofreciendo la sublimación de ese shoegaze de alto voltaje emocional marca de la casa. El ruido puesto al servicio de la belleza, las melodías arrebatadoras, los paisajes evocadores de espacios abiertos y a la vez íntimos, los teclados inesperados desarmando las capas de sonido... Rematar esta obra maestra con la letanía de 8 minutos de Falling ashes y su piano machacón: «thinking about love...» solo está al alcance de las leyendas.