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Momentos

Momentos

Es cierto que la vida son momentos, esos que nos hacen vibrar o soñar, esos que surgen de repente, desde la nada, cuando ese nada lo era todo. Aun más cierto que en esta vida, que no es un sueño sino una suerte de casualidades, la sorpresa y la esperanza son las viajeras que la acompañan. Cuando menos esperas ese nada y ese todo se asoma a tus curiosones ojos. Unos ojos que en absoluto se cansan jamás de observar, escudriñar y «escuchar» desde sus retinas el paso de unos años llenos de la inquietud de esos momentos? aunque, a decir verdad, a veces también hay que buscarlos como Pulgarcito, tras el rastro. Y este verano quizás hay camino para estar lleno todavía de ellos.

Sin ir más lejos, este fin de semana, como William Faulkner, hay que pasarlo largo y cálido al borde de una terraza sureña y beberlo en la copa de un buen Vermut o incluso en un maravilloso té helado frio bien mezclado con unas gotitas de Campari, a lo Sofia Loren? o en la terraza del ADDA para finalizar el ciclo Geografía con la sinfónica, Joaquín Achúcarro, Igor Yebra y Josep Vicent ( sinceramente él es todo talento y pasión). Nos hicieron vibrar con Michael Nyman, descansar entre cuatro pianos a una o poder volar en la imaginación de Chano Dominguez. Solo por esos momentos merece la pena venir a esta ciudad este sábado. Cerca de allí, el Rincón Mágico es mi espacio favorito para comprar mis «dejes», esas cositas fetiche que cuelgan de mis muñecas, cuello, y casa, para que la magia no falte jamás en mi vida (ni en la vuestra).

Con mis abalorios suelo viajar por toda la provincia. Esta vez por un paraje que me fascina: La Romana, pequeña villa de grandes personas en medio del Vinalopó esta en fiestas. Y entre los viñedos de bodegas como la Santa Catalina, rutas como la Ombria de la Cova Alta o visitando la Carrasca, una encina milenaria única en España que está al ladito del barrio de las Cuevas de San Antón, otro sitio curioso. Allí siempre paro para comer una coca de las que el fotógrafo José Manuel Sáiz y Llanos, su mujer, nos preparan por su cumple en una casa de horno centenario; me fascina mi provincia, llena de tradiciones y fiestas en el interior, que son una buena opción a playa y chiringuito. Porque de ahí, no queda otra que subir a Xixona, donde los Moros y Cristianos, una delicia, se suman a unos helados de espectáculo y unos turrones dulces como nada. Imposible no ir a Museo de Turrones el Lobo a gozar, sin duda. Y luego un buen Café Cerol en la clásica Mentireta y en el Casino, para entonar bien la calle entre pólvora y música; Olor a Mediterráneo en la sangre y en el alma desde siglos.

Y para el domingo, vuelta a la ciudad de Alicante, donde cogiendo ese ascensor genial desde el Postiguet, y tras calentar motores en el Museo Volvo (que ya llegan?.) una visita a la magnífica exposición que recomiendo El Universo de Canción de Hielo y Fuego. Un trono para terminar en el nuevo y bello Alma de Barra, con un buen vino y unas tapas de escándalo. Sed Felices, please. Que de infelicidad ya está el mundo lleno.

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