Llega con la garantía de un director, Christopher Nolan, que es autor de una de las filmografías más destacadas del cine de los últimos años y que le han convertido en el director con el mejor caché de Hollywood, que ya es decir. Tanto es así que desde que debutó en el largometraje en 2000 con Memento, una película que revolucionó el sistema narrativo y la forma de contar una historia, ha ido forjando una obra soberbia que incluye El truco final ( El prestigio), Origen, Interstellar y la trilogía de Batman (Batman beguins, El Caballero Oscuro y La leyenda renace). Y aunque se enmarca en un género nunca abordado por el realizador, el cine bélico, se ha convertido antes de estrenarse en el mayor acontecimiento de la temporada.

Ahora, por primera vez, el innovador director/escritor/productor ha puesto sus ojos en un acontecimiento que le ha acompañado toda su vida: el milagro de Dunkerque. Está basada en la evacuación de 300.000 soldados aliados que huían de los nazis y que tuvo un impacto directo en el devenir de la contienda. En lugar de un drama épico, Nolan ha convertido ese momento histórico en cine inmediato e inmersivo: un thriller de acción épico impulsivo marcado por el paso del tiempo con mucho en juego.

«Lo que ocurrió en Dunkerque es una de las mejores historias de la humanidad, la lucha definitiva a vida o muerte contra el tiempo. Fue una situación con un nivel de suspense extraordinario, esa es la verdad. Nuestro objetivo con esta película era lanzar al público a la acción siendo muy respetuosos con la historia, pero también con cierta intensidad y, por supuesto, una gran dosis de entretenimiento también».

La socia en la producción desde hace mucho tiempo de Nolan, Emma Thomas, añadió: «Dunkerque es un gran espectáculo cinematográfico, pero también una historia muy humana y, en ese sentido, resulta universal. Chris quería colocar al espectador en el centro de la experiencia junto con los personajes, tanto si se trata de los soldados que están en la playa como de los pilotos que están volando o los civiles de los barcos».

La extraordinaria historia fascinaba a Nolan desde hacía varios años «y tenía muchas ganas de contarla desde hacía tiempo», confiesa. «Al igual que la mayoría de los británicos, crecí con el mito de la evacuación de Dunkerque y la victoria que lograron arrancar de las garras de la derrota», afirma. «Es un elemento muy importante de nuestra cultura. Forma parte de nosotros».

La historia comenzó a finales de mayo de 1940, cuando la Fuerza Expedicionaria Británica, junto con tropas francesas, belgas y canadienses, se vio obligada a retroceder hasta las playas de Dunkerque. Aunque su hogar estaba a poco más de 40 kilómetros, no era fácil llegar. La poco profunda playa, con su calado de 6,5 metros, impedía a los barcos de la armada británica rescatarlos. Pero había una esperanza: hacer un llamamiento para que embarcaciones pequeñas acudieran en su ayuda con una flotilla de barquitos no militares desde la costa sur de Inglaterra para llevar a esos hombres a casa en la denominada Operación Dynamo.

El asesor histórico Joshua Levine, autor de Forgotten Voices of Dunkirk, enfatizó que «si el ejército británico hubiera sido aniquilado o hecho prisionero, probablemente el país se habría rendido, y viviríamos en un mundo muy diferente».