Me gusta encontrarme en verano con la gente de toda una vida. Desde estos viernes que Bugatti ha vuelto a mí como una exhalación del pasado, ahora que el medio siglo se me aproxima como una dulce amenaza (estoy sorprendida por ese número mágico que no me encaja pero que tendré, sí o sí, este mes de agosto); desde estos, en los que vuelvo a ver El Príncipe de Bel Air en los ojos de mi hijo, un adicto a Netflix como «dios manda» y a punto de volcarme con avaricia y pasión sobre Twin Peaks de nuevo? acaricio dos proyectos de fin de semana. Uno, quizás, dejarme un hueco para ir al Orgullo a Madrid, porque España y la capital son este finde el todo orgullo de nuestro Orgullo. Ósea el Orgullo de todo un mundo pendiente de que los derechos de la diversidad sean cada vez más normales. Aunque no lo parezca, todavía queda mucho camino por recorrer. Ahora el debate empieza en otros ángulos, pero sigue. La gestación subrogada, la adopción, los derechos transexuales, la libertad de educación, la tolerancia al amor en general es una asignatura que todavía colea. Así que el World Pride es una seria opción para bailar a Commonards por las calles de una Chueca divina o por la Gran Vía. Aquí mis chicos del Divina, Mother o Cannibal nos van a volver locos de alegría y «orgullosos» también este viernes y sábado como si estuviésemos allí (para los que no puedan ir o quieran estar al lado del mar). Pero hay mucho más todavía que quiero contaros, diversión solidaría que es imprescindible para nuestras retinas y una gran dosis de cultura. He redescubierto, en esta vuelta de rostros amigos, a Luis Beviá. Este pedazo de actor, cómico y artista de las burbujas, amigo de otros grandes amigos como el magnífico alicantino y compositor Luis Ivars, me ha devuelto una sonrisa con su proyecto. Este sábado él y su familia, el Pechuga (su hermano) y su madre, Aida Crespo, han montado un pedazo de Festival Solidario Guaguacuna, en el Palmeral de Santa Pola que, además, se abre justo este mismo sábado de nuevo, y cuya madrina y una de sus fundadoras es Belén Rueda. En el centro de la ciudad de la sal y el mar, de los calderos y los flamengos rosas centelleantes? En en esta preciosa villa de mar, los otavaleños, de Otavalo vaya ( Ecuador), niños de la calle sin recursos, podrán seguir siendo salvados por un alma única. Este pedazo de señora, de mujer de cuatro rotundos costados, Aida, lucha desde hace 19 años y lidera un proyecto único. Me dice Luis que su madre ha conseguido que niños sin nada hoy sean ingenieros, gobernantes, funcionarios, empresarios? Mujeres como ella son imprescindibles en este país cada vez más descreído en muchas cosas. En este planeta donde nada es nada sino parece que tiene dinero detrás e influencias. En este, hay esperanza cuando te cruzas con mujeres así, y personas asi. El sábado habrá que ir por la tarde a Santa Pola, de paso os propongo un buen caldero con Óscar y su madre en La Cadena, único y muy personal, entre lagunas de sal y aves de lujo, que al atardecer centellean entre dorado, rosa y azules sobre un cielo infinito? o un baño entre pinos, surferos, naturaleza y dunas?. Y el domingo, también hay planazo. El interior de Alicante tiene planes de pinos y castillos y un buen baño en las pozas de Lorcha, entre patitos, olor de pinada de toda la vida y la niñez y un buen arroz con caracoles en el pueblo. Para terminar con Michael Nyman en el Auditorio de la Diputación la noche de un finde que promete. Ya es julio amigos mios. Feliz Finde.