Es una mirada incisiva y no exenta de emociones a la vida del hombre detrás de la leyenda y plasma la extraordinaria transformación del futuro fundador de la Compañía de Jesús, desde una juventud impetuosa e impulsiva obsesionada con las mujeres y la lucha entre espadas, hasta convertirse en el magistral y carismático líder de una Orden que cambiaría la historia de la Cristiandad para siempre.

Ignacio de Loyola narra la vida de un joven soldado, Íñigo, que se vio obligado a renunciar a su carrera militar tras resultar herido en batalla. Postrado en cama y dedicado a nuevas lecturas, lo que se presentaba entonces como una desgracia se tornó en un deseo ardiente de convertirse en santo. Desde entonces, el joven y pasional Loyola se encontrará inmerso en una nueva batalla: la de enfrentarse con la incredulidad, el rechazo de la gente más cercana y la necesidad de luchar, por encima de todo, contra sí mismo Lo cierto, aunque parezca mentira, es que existen muy pocos largometrajes sobre San Ignacio de Loyola. A pesar de esta falta de material audiovisual, en la actualidad hay un gran interés por conocer la vida de San Ignacio: por su perdurable legado para la Iglesia y para el mundo, de una parte, y quizá también por la llegada a la cátedra de San Pedro de Francisco, el primer Papa jesuita. En el libro Liderazgos Heroicos, Chris Lowney escribe que si se habla de corporaciones globales exitosas, sin duda entre ellas se encuentra la Compañía de Jesús, que existe desde hace siglos y ha servido a la Humanidad a través de su red de escuelas, parroquias y centros sociales. «El secreto de su permanencia -añade Lowney-, es el espíritu de su fundador. Vale la pena ofrecer a todas las personas, y en especial nuestros jóvenes, la posibilidad de redescubrir la vida de este hombre que cambió el rumbo de Occidente y del mundo». No menos sorprendente es que se haya confiado la dirección a un debutante, el filipino Paolo Dy, que ha logrado acercarse con respeto y rigor al personaje. Ha tenido como codirectora a Cathy Azanza, que filma su primer largo. Dy consideró un honor que como cineasta de Filipinas le hayan dado la oportunidad de contar la historia de uno de los grandes santos de la historia.