Tras una temporada alejada de los escenarios, Lole Montoya, la voz femenina de Lole y Manuel, trae mañana a Alicante su recital La música de ayer y de hoy en el que repasa su trayectoria artística y su auge con el que fuera su pareja en el espectáculo y en la vida real Manuel Molina, fallecido el año pasado.

¿Qué va a encontrar el público que vaya a verla el sábado?

Es un repertorio de mis canciones de toda la vida. El Dime, la Mariposilla... Tengo otras muchas canciones nuevas pero estas de siempre son las que la gente quiere oír.

¿Qué acogida está teniendo este espectáculo entre el público donde lo ha presentado?

Hasta ahora la gente ha respondido muy bien, con lleno en todos los lados. Sea en Sevilla o en Madrid o donde sea, la gente no falla. Tengo un público que siempre responde y le gusta. Donde hemos ido el público va.

¿Va a reconocer el público alicantino a la Lole de Lole y Manuel o ahora interpreta la música de otra forma?

Esto tiene un sello, y las guitarras lo respetan mucho aunque tengan su estilo. Sigo cantando sentada y me expreso igual que siempre. Yo no soy otra.

Dice que ahora tiene incluso mejor voz al adaptarse mejor a los medios y graves.

Me cuido, la voz la tengo bien. No fumo ni bebo. Lo importante es que en mis conciertos el público quiere más pero no se puede porque lo que hago es muy intenso. Lo bonito es que se quede la esencia, la gente que viene a verme se va bien, alegre y contenta, muchos lloran, o me dicen: «Qué alegría de volverte a ver» y «qué bien estás». Lo importante de Lole Montoya es que hemos alcanzado desde la tercera y cuarta generación, los padres enseñaron a los hijos, y así.

¿Y qué siente al ver a esos jóvenes que van a verla?

Como digo es algo que va de padres a hijos y es algo histórico también. A la gente joven le gusta y para mí es muy bonito. Es la música de ayer y de hoy y ha ganado con el tiempo. Gana cada vez más porque está hecho con una conciencia. Yo digo que la música de Lole y Manuel es algo como profético aunque la gente no lo entiende muy bien.

¿Mantiene la ilusión de la juventud?

Yo siempre he tenido la ilusión por mis canciones. Yo trabajo desde los 16 años bailando y cantando. Es mi trabajo y sobre todo es una vocación.

Lole y Manuel siempre representaron el flamenco progre, el que oían los hippies y los intelectuales... ¿Se sentían identificados con esta imagen?

Nosotros estábamos en esa época en la que había hippies y cantautores y para nosotros todo era normal.

¿Qué siente cuando se la define como leyenda viva del flamenco?

No soy vanidosa. Cuando me dicen algo, no siento así. Nosotros somos gente sencilla. Somos profesionales artesanos pero sin enaltecimiento.

¿Qué canción recomendaría a alguien que no conozca su música para que entienda quién es Lole?

Yo recomendaría por ejemplo la Mariposa o Romero Verde.

¿Se atreve a definir su música?

Ella habla por sí sola.

¿Qué es para usted el flamenco?

Manuel decía que el flamenco es un pájaro. Yo creo que el flamenco es la voz del pueblo gitano. El flamenco es el gitano porque lo llevan en la sangre.

¿Hay que ser gitano para hacer flamenco?

Sí, porque hemos nacido con el flamenco desde la barriga. Hay muchas casas de gitanos que cantan muy bien y los castellanos lo han aprendido pero el cante de fragua, el que se hacía antes, salía de nuestros abuelos. Lole y Manuel evolucionó metiendo cosas que no distorsionaban.

¿Qué música le gusta escuchar?

Escucho mucho góspel, Manuel de Falla... Algunas cosas, pero creo que en la música ya está todo hecho.

¿Qué quiere transmitir el sábado en su actuación en Alicante?

Quiero que la gente lo pase bien. Lo vamos a hacer con corazón. Hay gente con muy buenas voces, muy preparada y que canta muy bien, pero el corazón es lo más importante. Que haya vida en lo que dices. Hay cosas que no tienen sal ni agua ni color. Y yo sí. Queremos llenar los vacíos y la música es una parte muy importante, pero tiene que ser de una manera, con el espíritu y el alma.