Todos los actos de las fiestas de Moros y Cristianos de La Vila Joiosa están caracterizados por su espectacularidad y gran afluencia de público. Pero entre todos ellos, destaca uno que se ha convertido en emblema y seña de identidad de la cultura e historia de la ciudad: El Desembarco.

El viernes, a la altura de la playa Centro de la ciudad, con los primeros rayos de sol se vislumbrará la silueta de las pequeñas embarcaciones moriscas y de los festeros que han estado aguardando durante la madrugada para asaltar la costa. Un espectáculo de luz, música y pólvora serán los elementos que acompañen a las tropas moras y cristianas en una batalla que rememora lo acontecido en 1538, cuando Zalé-Arraez, al mando de los Piratas Berberiscos, arribó a la costa para hacerse con la ciudad.

Un espectáculo único donde los arcabuces, trabucos y cañones cargados de pólvora dotarán a la escenificación de un ambiente de gran realismo.

Todo este espectáculo tendrá su inició unas horas antes del amanecer. A las 3 de la madrugada, las compañías moras bajarán por Varadero hasta el puerto y a las 5.30 horas, las tropas cristianas, concentradas en la Plaça de la Generalitat, bajarán hasta el campamento cristiano con el repique de campanas. Con el amanecer, a las seis de la mañana, el toque de alarma en la playa será el elemento sonoro que ponga en aviso la llegada por mar de las tropas moras.

Un emisario moro alcanzará los pies del castillo,que este año contará con la novedad de estar instalado en la arena a la misma altura del paseo que años anteriores, para ganar en vistosidad y que el espacio sea ocupado por gradas. Una vez frente a la fortaleza el acto conocido como la Embajada Mora, un parlamento, escenificará la propuesta de las tropas de la media luna para que los cristianos se rindan y acepten las condiciones de la derrota. Ante la negativa de aceptar el alegato, las tropas moras desembarcarán y una espectacular batalla de pólvora dará la victoria a los moros.

Este acto se convertirá un año más en el epicentro de las fiestas. Pero no acaba aquí ya que por la tarde, a las 19.15 horas, las tropas cristianas se concentrarán en el Parque Censal para bajar hasta el castillo donde, con un bello parlamento, el embajador cristiano conminará al embajador moro (que ahora ocupa la fortaleza) a que abandone el castillo. Tras su negativa una nueva batalla hará que las tropas cristianas venzan y escenifiquen la reconquista. Sin duda, un espectáculo que no dejará indiferente a nadie.