Queridos Reyes Magos:

Empezaría diciendo que este año he sido muy buena, pero en el momento actual no sé si servirá de algo, ya que parece que se están premiando más las malas actuaciones que las buenas. Por eso, pre?ero deciros que este año he sido ?el a mí misma y por eso me atrevo a pediros tres deseos.

El primero; como mujer, joven y trabajadora social, me gustaría que de aquí en adelante podamos contar con unos servicios sociales más amplios, que no se limiten a cumplir el expediente, en el mejor de los casos. Tener una amplitud de recursos con los cuales poder ejercer mi profesión en todo su esplendor, sin sentir que soy una mera «gestora» de prestaciones, y poder desempeñar un trabajo social de calidad. A esto le sumaría que se empiece a reconocer y dar valor al trabajo social como profesión.

Somos muchas, y hablo en femenino, porque el mundo de lo social es mayoritariamente de mujeres. Y este año, que está siendo tan relevante para todas nosotras, me gustaría dar visibilidad a todas mis compañeras que trabajan día a día en sus diferentes puestos de trabajo, poniendo toda su alma y corazón, siendo profesionales, pero sin olvidar que trabajamos con personas que pasan por momentos vitales muy diferentes.

El siguiente deseo, pediría que a nivel global se produzca un cambio en la sociedad en la que vivimos, porque en ocasiones me da miedo ver y escuchar comportamientos de la gente joven. Desafortunadamente todavía el machismo es un tema candente y en ocasiones me plateo qué le estamos enseñando a las nuevas generaciones.

Aunque sabemos que el cambio no se va a producir de hoy para mañana, lo que nos toca ahora es seguir reivindicando como lo estamos haciendo hasta ahora. Me gusta que luchemos como mujeres unidas, pero me da esperanzas que la sociedad se empiece a dar cuenta de que nos implica a todos y que somos todos los que tenemos que pelear por una sociedad mejor.

El último y más personal, es que me gustaría seguir siendo igual de afortunada por estar tan bien rodeada de la familia y amigos que tengo, quienes siempre me demuestran que están a mi lado, en lo bueno y en lo malo, haciéndome sentir tan querida como hasta ahora. Es fundamental que nadie se sienta sólo, y más en las fechas en las que entramos, y aunque esta sociedad tiende cada vez más individualismo, todavía tengo esperanzas de que el mundo se de cuenta de lo que es realmente importante.

Después de tanto pedir y desear en estas pequeñas líneas, a vosotros: Melchor, Gaspar y Baltasar, quiero agradeceros que cada 6 de enero hayáis conseguido que me despierte con los mismos nervios y la misma ilusión manteniendo viva la niña que hay en mí, con?ando en que los sueños y los deseos se pueden cumplir.

María Eugenia Armengol Abad, Trabajadora social de la Asociación de Espina Bífida e hidrocefalia de Alicante (Aebha)

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