VICTOR M. ROMERO
Elche volverá a contar el próximo mes de noviembre, como todos los años pares, con la representación del Misteri d´Elx en la Basílica de Santa María. De este modo, la ciudad de Elche conmemora el 1 de noviembre de 1950, fecha en la que el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción en la Constitución Munificentisimus Deus.
El anuncio del entonces Sumo Pontífice daba fe de la verdad de los hechos que representa La Festa: La Virgen María fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial después de su vida terrenal. Por ello y para recordar la fecha, los responsables de La Festa decidieron, en un principio, que cada cinco años hubiera en Elche una doble representación del Misteri.
Una efeméride digna de recordar porque la promulgación de este dogma no fue sencilla al tener que realizarse una consulta de la Iglesia a todos los obispos católicos a través de la encíclica Deiparae Virginis Mariae (1 de mayo de 1946). La respuesta positiva fue casi unánime.
La primera representación se realizó en 1954. No obstante, la representación de la Doble Representación no caía en años pares como sucede en la actualidad, sino que las fechas fueron fluctuando. Al principio, la representación de noviembre se hacía cada cinco años y después pasaron a cada dos. Sin embargo y en ocasiones era posible representar una representación varios años seguidos por diversos motivos.
En la actualidad, el Misteri siempre realiza Doble Representación en fecha par cada dos años para conmemorar, precisamente, el 1 de noviembre de 1950, aunque los responsables de La Festa tienen también la oportunidad de celebrar la representación del Misteri cuando es un año importante como, por ejemplo, cuando La Festa celebró el X Aniversario del Misteri como Patrimonio de la Humanidad.
«Constitución Munificentisimus Deus»
«Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo».