De Elda a Londres pasando por Palo Alto. Gala Gil ha recorrido en sus apenas 23 años miles de kilómetros y creado una exitosa empresa con la pasión por estandarte. Estudió Traducción e Interpretación en la Universidad de Alicante, pero su inquietud le llevó pronto por otros derroteros y acabó en Silicon Valley, California , donde fundó la startup YellowFinch, una empresa innovadora que monitorea la salud estructural de los edificios. De que su imagen apareciera proyectada en una pantalla gigante en la icónica Times Square de Nueva York tuvo la «culpa» la bolsa de valores Nasdaq, que seleccionó la aplicación digital entre miles de iniciativas.

Desde hace unos meses trabaja en Londres en Demium Startups, una incubadora que la ha fichado y donde, en su cargo de investment manager, «ayudamos a muchísimos emprendedores desde España a lanzar empresas globales».

De hecho, se muestra convencida de que no hace falta irse al extranjero para triunfar en una empresa: «Hay muchos recursos para emprender y crear negocios muy grandes desde cualquier punto del mundo, vivimos en una economía global, se han democratizado el emprendimiento y la educación, y ya no es necesario ir a la cuna de la tecnología para innovar y sacar buenas empresas».

Una corta pero vertiginosa vida la de Gala Gil, en la que ha seguido una máxima: «Siempre me ha movido la pasión, es lo más importante para dar el máximo de uno mismo y llegar lejos». Se considera una persona «muy curiosa», lo que le ha dado la oportunidad de moverse y salir al mercado laboral, incluso antes de terminar la carrera, «y eso te lleva a toparte con infinidad de oportunidades que te abren la mente y el camino, pero siempre me ha servido seguir aquello que de verdad me apasionaba».

Una joven que parece haber tenido ya varias vidas pero que al principio no tenía claro en qué podía trabajar ni pretendía emprender, «simplemente conocer la tecnología más a fondo», de modo que tomó la decisión de irse a la universidad de Stanford «y allí es donde me surge la idea y empiezo con el tema del emprendimiento».

La idea es una aplicación que monitoriza todo tipo de edificios para saber en qué estado se encuentran y cómo van a verse afectados por fenómenos meteorológicos, como tornados o seísmos, con sensores en tiempo real a los que se suman datos de las patentes del clima, de forma que predice cómo se va a ver afectado un edificio. «Se trata de datos muy interesantes para los gobiernos, por ejemplo en California, donde hay terremotos, y para las aseguradoras de inmuebles», añade.

Precisamente, sobre cómo está la situación en Alicante, sostiene que hay muchos inmuebles en estado de deterioro, por lo que la aplicación «sería interesante para ver el estado real y si algún tipo de reparación podría beneficiarles y no tener que derribar la estructura sino simplemente con ajustes repararla y no perder el bien inmueble».

Ahora bien, el proceso de crear una startup es muy difícil, ya que no depende de uno mismo, hay que lidiar con los cofundadores, la industria o los inversores, a lo que hay que sumar que, a veces, el mercado no está preparado para esa idea: «Yo he tenido esos momentos, pero intento mirar la parte positiva, ha habido tropiezos, fallos, problemas por el camino, pero no han oscurecido las oportunidades que me ha brindado el emprendimiento y estoy contenta con lo conseguido y lo que me queda por hacer».

Y no todo es de color de rosa en su vida, como ella misma admite: «Ha habido momentos muy duros, emprender no es fácil, pero el beneficio es muy gratificante y no me arrepiento, por eso todo el mundo que sienta esa pasión tendría que animarse».

El galardón de INFORMACIÓN supone un gran reconocimiento al trabajo realizado que puede «dar mucha luz a otra gente que se está planteando si está haciendo lo que debe», así como a la figura femenina, «que no se ve tanto en tecnología, pero las mujeres tenemos mucha fuerza y capacidad y hay que sacarla».

Adaptación continua al cambio continuo

Andrés Torrubia, Ingeniero de Telecomunicaciones. Ceo y cofundador de Fixr

Sólo 11 años tenía Gala Gil cuando salió el primer iPhone en enero de 2007. Pertenece a la generación millennial, una generación que ha crecido en el mundo de internet, de los smartphones y de las startups.

Los que no somos tan jóvenes hemos asistido a muchos cambios: sobre todo la transición del mundo offline al mundo online, de comprar billetes de avión en agencias de viajes a hacerlo por internet, de planificar un viaje en coche con un mapa en papel a hacerlo con el GPS del smartphone y muchas cosas más.

Gala es la galardonada más joven de los «Importantes» porque exhibe un atributo fundamental para el futuro: la adaptación continua al cambio continuo. Gala ha pasado de recién graduada en Traducción e Interpretación por la UA (magnífico grado, por cierto), a emprendedora en Estados Unidos volviendo ahora a Europa para descubrir talento y futuras startups; definiéndose y reinventándose en el mundo de la innovación, mientras sirve de inspiración para muchos.

Quiero desear a Gala que disfrute de este reconocimiento, y estoy seguro que lo usará como inspiración para obtener otros en el futuro aún mayores.

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