Este galardón fue más que nada simbólico, de reconocimiento de todos aquellos alicantinos que, en momentos difíciles, ceden parte de sus seres queridos para que otras personas puedan seguir viviendo.

Este matrimonio donó los ojos y los riñones de su hijo, Fernando, de 17 años, fallecido en un accidente de tráfico.

Una de las receptoras de un riñón consiguió quedarse embarazada tras el trasplante.