Las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial se "repartieron" Alemania al concluir la contienda. Las diferencias entre los vencedores se agudizaron y se formaron dos bloques enemigos que dividieron no sólo Alemania sino todo el mundo.

Y es que en 1945, con el fin de la guerra, Alemania quedó separada en dos partes claramente divididas, la oriental, del bloque soviético, y la occidental, del bloque estadounidense. En febrero de ese mismo año los ganadores, Churchill, Roosevelt y Stalin, se reunieron en Yalta y se repartieron el territorio alemán en cuatro zonas. De esta manera, la oriental fue controlada por la URSS y la occidental por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

La separación se fue haciendo cada vez más notable hasta que en 1948 las autoridades soviéticas cerraron todos los accesos y suministros aislando así la ciudad de Berlín de la Alemania Occidental.

Las potencias occidentales respondieron a este bloqueo abasteciendo aéreamente a los dos millones de habitantes del Berlín Occidental.

Creación de las dos "Alemanias"

En 1949 se creó la República Federal Alemana y posteriormente ocurrió lo mismo en la parte oriental con la República Democrática Alemana.

La división alemana se convirtió en el símbolo de la Guerra Fría, en la representación de los dos bloques que dividieron el mundo en el bando soviético y el estadounidense.

La separación se materializó con la construcción del Muro para frenar toda comunicación entre ambos sectores.

Fuente: Wikimedia | chronik-der-mauer.de

A partir de la división y la constitución formal de los dos gobiernos, la relación entre los dos bloques fue el reflejo de la Guerra Fría, que marcaba el panorama internacional del momento alternando períodos de mayor acercamiento con etapas marcadas por el conflicto.

Las dos Alemanias siguieron caminos muy diferentes. La Alemania Federal se inclinó hacia el bloque occidental, marcado por el desarrollo económico impulsado fundamentalmente por el Plan Marshall, la incorporación a la OTAN y la firma de los Tratados de París y Roma, en 1954 y 1957 respectivamente, por los que se integraron al sistema europeo.

La RDA estaba marcada por una ortodoxia excesiva, que superaba incluso a la del bloque soviético, por lo que las diferencias económicas y políticas entre los dos sistemas eran abismales. El bloque oriental permaneció bajo la órbita soviética incorporándose al COMECON (Consejo de Cooperación Económica Mutua), que agrupaba a los gobiernos con economía socialista y al Pacto de Varsovia, para cooperar en lo militar.