La silueta del castillo coronando el casco urbano es una de las imágenes características de Polop. La fortaleza, de origen musulmán, ha sido testigo de batallas y de historias de señoríos feudales, y también último reposo para cientos de personas a lo largo de dos siglos. Desde principios del siglo XVIII hasta 1945, este enclave estratégico desde el que se domina gran parte de la Marina Baixa fue el cementerio municipal. El crecimiento de la población conllevó su traslado, y que el lugar, que había sido fuente de inspiración para el escritor de Gabriel Miró durante sus estancias en Polop, quedara cerrado y abandonado.

Sin embargo, los restos del antiguo cementerio han recobrado en los últimos años el esplendor estético y monumental de tiempos pasados. Después de décadas de deterioro, el Ayuntamiento acometió en 2013 la restauración del entorno, acondicionándolo para poder ser visitado y recreándolo según la descripción que de él hacía Gabriel Miró en su libro de relatos Años y leguas. En sólo tres años, el viejo camposanto se ha convertido en uno de los grandes reclamos patrimoniales y turísticos de Polop, sumado a los ya existentes, como el casco histórico en su conjunto o la Font dels Xorros. Además, con esta iniciativa es posible conocer la estrecha relación entre la localidad y Gabriel Miró, de manera complementaria a la casa-museo que se ha habilitado en el centro de la población.

Fotografías de las estancias de Gabriel Miró en Polop, instaladas en el pórtico de entrada al antiguo cementerio.

El escritor alicantino conoció este cementerio tras su primera toma de contacto con Polop en 1921. El recinto era pequeño, adaptado a las limitaciones que imponía el espacio: tumbas en tierra -ocupando casi hasta el último rincón disponible-, unas pocas hileras de nichos de no más de cuatro alturas y tres panteones más destacados, todo ello alrededor de los restos de la torre del homenaje del castillo. Gabriel Miró lo definió como un "huerto de cruces" donde, siglos antes, ya se habían producido otros avatares, como la presencia de Rodrigo Díaz de Vivar "El Cid", a finales del siglo XI, o la matanza de cientos de moriscos que acababan de convertirse al cristianismo durante la Guerra de las Germanías, en el verano de 1521.

La vinculación del viejo camposanto con estos hechos históricos ha animado al Ayuntamiento a participar en la tercera edición del Concurso de Cementerios de España que organiza la revista especializada Adiós Cultural, en la categoría de Mejor Historia Documentada. El concejal de Cultura, Andrés Barcelot, impulsor de la idea, explica que tras conocer la existencia de este certamen consideró que podría ser «una excelente forma de dar a conocer el cementerio y el pueblo en su conjunto», y que, más allá del resultado, «puede hacer que se divulguen» el atractivo del lugar y sus particularidades, así como la obra de Gabriel Miró y su relación con el municipio. Al mismo tiempo, cree que es «dar al pueblo de Polop buena parte de su historia», ya que muchos vecinos, explica, han sabido más datos y anécdotas del antiguo recinto funerario gracias a su restauración y apertura.

Vista parcial del viejo recinto funerario que ha sido restaurado en el castillo polopino.

El "cementerio literario" de Polop -denominación con la que el Ayuntamiento lo está promocionando- es el único de los recintos que se presentan a esta edición del concurso de la revista Adiós Cultural donde ya no se practican enterramientos, algo que el edil de Cultura espera que no sea un contratiempo sino que se valore como una singularidad. El resultado depende de una votación popular a través de la página web de la revista, en la que todavía es posible participar. En cualquier caso, Andrés Barcelot reitera que, al margen de que el viejo camposanto polopino sea premiado, el concurso es «un escaparate» para que se conozca el lugar. Eso mismo ya ocurrió en la edición anterior del certamen con el cementerio de Sant Antoni Abat de Alcoy, que ganó en la categoría de Mejor Monumento Funerario, con una escultura del artista Fernando Cabrera.

Referencias mironianas

La figura de Gabriel Miró es casi omnipresente en el cementerio literario de Polop. En el pórtico de entrada al recinto se han instalado varias fotografías del escritor en el mismo lugar, que recuerdan cómo el antiguo camposanto sirvió de inspiración para varias de sus obras. También se han colocado paneles explicativos en puntos concretos que se recogen en Años y leguas. En conjunto, tal y como recuerda Andrés Barcelot, el espacio «está tal y como Gabriel Miró lo plasmó en su libro». El edil de Cultura señala que a la hora de llevar a cabo la restauración también se ha recabado información entre algunos de los vecinos de más edad del pueblo, que llegaron a conocer el cementerio en funcionamiento, aunque la principal referencia la constituyen los textos mironianos.

Así, no sólo se han rehabilitado los panteones y las estructuras de nichos, sino que se han recreado algunas sepulturas a las que Miró hacía referencia en Años y leguas. Un ejemplo es la de Salvadora Penalva y Moscardó, fallecida en 1858 sin haber llegado a cumplir 23 años y cuyo epitafio se recoge íntegramente en la obra del escritor alicantino. Junto al panel informativo correspondiente se ha colocado la lápida original, que aún se conservaba en el cementerio nuevo, en el que siguen reposando sus restos. También se ha ambientado la llamada "tumba del forastero suicida", igualmente citada en Años y leguas, en un rincón del recinto, desde el que se divisan con claridad Altea y el Mediterráneo.

La "tumba del forastero suicida", recreada en un rincón desde el que se contemplan Altea y el mar Mediterráneo.

Otra sepultura rehabilitada es la de Joaquín González Grau, al que se conocía en Polop como el Tio Ximo Bum y que era el enterrador municipal que acompañaba a Gabriel Miró en sus visitas al cementerio y le explicaba historias y leyendas sobre el pueblo. Falleció en 1930, el mismo año que el escritor, pero antes quedó inmortalizado como personaje de Años y leguas, con el seudónimo de Gasparo Torralba. Una calle de Polop lleva hoy ese nombre, pero muchas personas a día de hoy, según el concejal de Cultura, ignoran quién era este personaje y desconocen que se trataba en realidad de alguien muy popular en su tiempo en la población, tal y como se explica en los paneles del cementerio literario.

Andrés Barcelot explica, con satisfacción, que los bisnietos de Gabriel Miró «han venido y están muy agradecidos» por este homenaje por parte del municipio que tan fundamental resultó para la vida y la producción literaria del escritor. El proyecto está además ligado a la Casa Museo Gabriel Miró, habilitado en una vivienda señorial de principios del siglo XX. Aunque el escritor no vivió allí, se exponen todo tipo de objetos y fotografías ligados a él e incluso mobiliario original de su propiedad, todo ello aportado por sus descendientes. Con estos dos espacios, la localidad se ha congraciado con el recuerdo del escritor que tanto recreó sus paisajes y el carácter de sus habitantes. Y, al mismo tiempo, ha recuperado dos lugares fundamentales dentro de su patrimonio monumental y sentimental.