El gas renovable es un exponente claro de economía circular, ya que se trata de un combustible generado a través de los procesos de degradación de materia orgánica (aguas residuales, residuos orgánicos urbanos, rurales, agroalimentarios, etc.) que, una vez tratado, se transforma en biometano, un combustible renovable que se considera neutro en emisiones de CO2. Por ello, es una solución necesaria para poder cumplir con los objetivos de descarbonización de la economía que nos hemos marcado como país y a nivel Unión Europea.

Este combustible puede inyectarse directamente en los 87.000 kilómetros de infraestructura gasista que hay en España para poder utilizarlo en los mismos usos que hoy tiene el gas natural: en nuestras casas, comercios e industrias, y como combustible para movilidad. Todo ello sin necesidad de realizar inversiones (ni públicas ni privadas) para transformar infraestructuras de redes, ni tampoco equipamientos de consumo de los usuarios, ya que las redes y las instalaciones domésticas actuales permiten el intercambio de gas natural y gas renovable.

El uso del gas renovable como fuente de energía es una solución que se encuentra plenamente implementada en Europa, con más de 700 plantas que producen biometano. En España, existen numerosos proyectos en fase de estudio y análisis de viabilidad para la utilización de este nuevo combustible que está llamado a convertirse en una alternativa real para el presente y futuro.

Recientemente, el Consorcio Europeo ECO-GATE, cofinanciado por la Unión Europea y liderado por NEDGIA, ha iniciado la inyección y distribución del gas renovable generado en la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Butarque (Madrid) a la red de distribución de NEDGIA. Se trata de todo un hito para la distribución de gas en España, ya que por primera vez inyecta y distribuye gas renovable en las redes de distribución. Este hecho permitirá desarrollar el sistema de certificados de origen para gas renovable en España para avanzar en el cumplimiento de los objetivos medioambientales de descarbonización propuestos por Europa para 2030.

Aunque hoy NEDGIA contribuye de manera determinante a la reducción de emisiones de CO2 desplazando con el gas natural a otras energías con más emisiones, el gas renovable es la apuesta de la energética para descarbonizar completamente nuestro sistema energético.

"Descarbonizar no es electrificar. No se pueden alcanzar los objetivos de reducción de emisiones obviando el papel del gas natural ni del gas renovable", explica el responsable de Nuevos Negocios de NEDGIA, Francisco Torres. "Y además, el coste de electrificar y desarrollar las infraestructuras eléctricas necesarias para ello es muy superior y menos eficiente que producir gas renovable a partir de nuestros propios residuos, y utilizar las infraestructuras ya existentes para distribuirlo", añade.