Como cada 22 de marzo, hoy celebramos el Día Mundial del Agua. Una jornada que acoge actos y celebraciones en todos los rincones del planeta para recordar y concienciar sobre la importancia de este recurso, vital para la vida, indispensable para el ser humano y primordial para el desarrollo de pueblos y ciudades.

Desgraciadamente, en el sureste español, zona azotada por una sequía estructural que dura ya un lustro, y en la que dependemos exclusivamente de los aportes externos del trasvase Tajo-Segura para el abastecimiento urbano de la población y para el mantenimiento de nuestro competitivo entramado agrícola, que aporta el 60% de las frutas y hortalizas de la Comunidad Europea, en los últimos años esta celebración se ha visto empañada por noticias que han puesto en peligro la continuidad del acueducto.

Si el año pasado los productores de Alicante, Murcia y Almería nos encontrábamos en una situación límite por tener el trasvase paralizado durante meses, este año la amenaza viene de la noticia de una sentencia dictada por el Tribunal Supremo el pasado sábado, que viene a instaurar más incertidumbre e inseguridad para los territorios y regantes dependientes del trasvase de Alicante, Murcia y Almería, donde dependen del acueducto 120.00 puestos de empleos, además de 145.000 hectáreas brutas del regadío más eficientes de nuestro país.

En el Día Mundial del Agua, desde ASAJA Alicante nos gustaría hablar de prosperidad, de seguridad hídrica, de solidaridad entre territorios€ nos gustaría decir que los 4.000 millones de euros que aportamos con nuestra producción de frutas y hortalizas e industria agroalimentaria al PIB nacional van a seguir creciendo.

Pero, desgraciadamente, las amenazas que se ciernen sobre uno de los trasvases más rentables, eficientes y sostenibles del mundo, pero también el más criminalizado, por culpa, por un lado, de los fantasmas del pasado que a día de hoy aún persiguen a la izquierda de este país (los que históricamente más daño han hecho al acueducto), y, por otro, por el oportunismo de unos políticos que se han lucrado con él y lo han utilizado como arma electoralista sin piedad (tanto de izquierdas como de derechas), hoy lo ponen sobre las cuerdas.

Por ello y, ante la cercanía de las próximas elecciones generales y autonómicas, en este día no podemos hacer otra cosa que pedirle al próximo Gobierno, en cuanto a la política del agua española: compromiso, firmeza, solidaridad y, sobre todo, sentido común. Porque en España no hay un problema de escasez, sino de falta de gestión y gobernanza. Con más de 50.000 hectómetros que van al mar todos los años, ¿qué supone traer al sureste 600?

El próximo Gobierno de España debe ejecutar de forma urgente una planificación hídrica que debe tener como premisa que los trasvases son esenciales dentro de la solución al déficit. El próximo Gobierno debe ser cauteloso con cómo aplica la nueva sentencia del Supremo, ya que a él le corresponderá fijar caudales ecológicos en Aranjuez, en Toledo y en Talavera de la Reina -zonas de cabecera del río-, lo que podría modificar el volumen de agua a trasvasar. La responsabilidad es enorme. Porque de establecer la ordenación que estudia Castilla La Mancha, aumentando los caudales ecológicos, nos encontraríamos con que recibiríamos 150 hectómetros cúbicos menos cada año. Hablaríamos de la nulidad implícita del trasvase.

En el Día Mundial del Agua clamamos por un futuro del trasvase Tajo-Segura sólido, estable y sin amenazas. Rezamos porque el próximo Gobierno de un golpe definitivo sobre la mesa y deje el tema del agua al margen de la política para convertirlo en un problema de Estado que no puede esperar un día más para abordar la reordenación de los recursos y la puesta en marcha de las infraestructuras hídricas indispensables para el interés general del país, al igual que lo son las autovías, la red eléctrica o los otros cuarenta trasvases que hay en España.