La infancia es una etapa crucial en el desarrollo de todo ser humano donde es de vital importancia la calidad de la alimentación que se recibe.

Según datos de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP), en el comedor escolar se realiza la comida principal del día, que representa el 35% de las recomendaciones de energía diarias, y el aporte de un importante número de nutrientes. Además, el momento del comedor proporciona un espacio muy adecuado para crear hábitos de higiene y salud, así como, para trabajar otros valores de socialización de los niños y niñas.

El menú escolar tiene que ser un auténtico ejemplo de alimentación saludable, porque de él dependen, en muchas ocasiones, los futuros hábitos alimenticios de niños y niñas. Por otro lado, es de fundamental concienciar a las familias ya que, al fin y al cabo, son el usuario final de este servicio y las que tienen poder para pautar la alimentación de sus hijos.

El reciente informe «Comedores Escolares en España 2018» de Carro de Combate y Del Campo al Cole considera importante subrayar la necesidad de que los productos utilizados en los comedores escolares no sólo intenten ser ecológicos, sino de proximidad.ecológicosproximidad

«Hablar de alimentos de proximidad es hablar también de productos de temporada. Más allá de la posibilidad de establecer relaciones de confianza con los productores, este tipo de consumo es mucho más sostenible ambientalmente y optar por alimentos de temporada es, además, garantía de variedad en el consumo de frutas y verduras para los menores».

Esto debe ser así cuando nos referimos a la alimentación en general, pero se hace más fundamental si hablamos del comedor escolar: «aquí se trata de un público cautivo. Los niños, niñas y adolescentes que comen en sus colegios no tienen la capacidad de elegir qué comer. Por eso es fundamental garantizar, a través de las leyes y de la aplicación de las mismas, que los menús escolares ofrezcan una alimentación saludable y equilibrada», apunta este informe.

Consejos para que los niños coman mejor

La familia es el otro pilar fundamental en este proceso de alimentación desde la infancia. Cuando un niño no quiere comer o le gustan muy pocos alimentos hay una serie de consejos útiles que pueden ser de ayuda:

- El poder de «engañar» a la vista

El verde del brócoli o el olor del pescado son grandes enemigos de los más pequeños, que no ven con buenos ojos este tipo de alimentos y cuesta más conseguir que los prueben.

Un buen método para hacer que coman de todo es «esconder» estos alimentos a través de la forma de cocinarlo, la preparación o con salsas ligeras. Por ejemplo, unos brotes de brócoli o coliflor recubiertos de bechamel ligera mitigará el olor; en cuanto al pescado e incluso las legumbres, una buena alternativa es la de preparar hamburguesas con dichos alimentos.

Además, es importante aficionar a los más pequeños a tomar fruta y que la vean como la golosina perfecta antes de comer o a media tarde.

- Dejar de cocinar el doble

Uno de los errores que más cometen los padres a la hora de dar de comer a sus hijos es preparar dos tipos de comida o de cena: una normal y otra adaptada a los más pequeños.

De esta forma, además de duplicar el trabajo a los padres, hace que los niños se acostumbren a tomar alimentos especialmente preparados para ellos.

Para que se vayan acostumbrando a la comida de «adultos» nada como preparar platos y colocarlos en el centro de la mesa, para que cada uno elija lo que más le apetezca comer sin obligaciones.

- Que formen parte de la cocina

Involucrarles en el mundo de la cocina es la mejor forma de que conozcan el origen de los alimentos y la mejor forma de prepararlos.

No hay nada mejor como que formen parte de las tareas del hogar ayudando a cocinar e incluso a recoger después. De esta forma, estarán más concienciados, se divertirán entre fogones y no les dará miedo probar nuevos platos o alimentos.