La coalición Compromís llegó a la Diputación de Alicante en mayo de 2015 con una clara vocación: la transformación administrativa de esta institución anclada en el siglo XIX y su regeneración después de más de un lustro como uno de los principales escenarios del caso Brugal y su consagración como templo y cuna del clientelismo y caciquismo político.

Fiel a su estilo comunicativo, Compromís ha realizado un vídeo-cómic en el que explica qué han hecho sus diputados en esta entidad administrativa cuyos gobernantes no son elegidos directamente por la ciudadanía y sin embargo cobran más dinero que, por ejemplo, el presidente de Generalitat Valenciana.

El vídeo muestra cómo la necesidad de abrir ventanas rara vez ha sido tan acuciante en un palacio ocupado desde hace 23 años por el mismo partido, el Partido Popular, situación que ha generado vicios, costumbres y privilegios que nadie había cuestionado nunca: desde el modo partidista a la hora de repartir del dinero público entre los pueblos, clientes principales de la institución, hasta despropósitos históricos como que el dictador Franco fuera todavía considerado hijo adoptivo de los pueblos alicantinos, ¡¡después de 41 años de democracia!!.

La presencia de los tres diputados de Compromís -Gerard Fullana, José Manuel Penalva y Lluís Pastor- ha supuesto un cambio en el paradigma inversor de la Diputación, transformación mayúscula al tener esta como principal función la subvención de las pequeñas adminsitraciones locales.

El vídeo-cómic relata cómo el presidente y vicepresidente fallaron en su intención de repartirse a dedo más de cinco millones de euros de dinero público entre sus pueblos sin justificación alguna gracias a la acción de la coalición, que por primera vez cuestionó este tipo de subvenciones ante un juzgado obteniendo la razón.

No falto de propuestas, Compromís presentó en respuesta a este modo de subvencionar 'a dedo' el Plan Objetiva, que garantiza el reparto del dinero por igual a los 141 pueblos según criterios tales como el poblacional, la presencia de pedanías en el espacio municipal, la tasa de paro o el coste efectivo de los servicios, entre otros factores.

La presencia de Fullana, Penalva y Pastor ha obligado a la institución y al Partido Popular en el gobierno a ponerse delante de un espejo para mostrar una Diputación que reclama el trasvase del Ebro pero no atiende a las obras hidráulicas de pequeños pueblos con exageradas pérdidas de agua o anuncia rescates por las acciones de los temporales sin que nunca llegue la ayuda económica.

Quedan muchas cosas por hacer para finalmente situar a la Diputación en el siglo XXI, como reimpulsar el proceso de regeneración de la institución, boicoteado por la alianza de los populares y el transfugismo de Ciudadanos.

La Diputación continúa siendo en la actualidad la administración del abuso político, de la autopromoción de determinados cargos que usan el dinero para beneficio electoral propio y anuncian proyectos que nunca se hacen. Necesita un reset, darle al botón de refrescar.