De pequeños nos enseñaron que el agua es incolora, inodora e insípida. Pues no es del todo cierto, pero las diferencias son tan sutiles que detectarlas sólo está al alcance de los dueños de un paladar y un olfato privilegiado. Y a veces, hasta ellos se confunden.

Sumilleres y expertos en gastronomía han realizado catas a ciegas organizadas en el Museo del Agua de Alicante y más del 95% de los participantes no han distinguido el agua del grifo de otras embotelladas. Es más, ésta se ha posicionado entre las mejor valoradas por su sabor, grado de satisfacción y color.

Y es que, el sabor está muy relacionado con la percepción hedónica de cada cual. Algo muy subjetivo.

Idónea para la salud, el bolsillo y el medio ambiente

En Alicante, el agua del grifo es rica en minerales dada la composición calcárea del terreno de donde procede, pues buena parte del caudal que llega a la ciudad fluye de los acuíferos de las comarcas del Medio y Alto Vinalopó. Se trata de un agua con una concentración de sales minerales idónea para la salud, tal y como constatan de continuo fuentes autorizadas.

Además de saludable por su composición, el agua del grifo de Alicante se somete a estrictos controles porque se analiza a diario. Es por ello que ofrece absolutas garantías sanitarias al estar preservada de cualquier tipo de contaminación.

Pero consumir agua del grifo tiene también otras ventajas importantes, y más si afecta a nuestro bolsillo. De hecho, es entre un 500% y un 1.000% más barata que la embotellada, dependiendo de los municipio. El ahorro que supone a lo largo de un año es para tener en cuenta si uno quiere reducir costes en la economía familiar.

Por si fuera poco, el agua del grifo no genera residuos nocivos para el medio ambiente. Basta recordar los estragos que el plástico está causando en los océanos, que ha obligado a los gobiernos a tomar medidas para reducir los daños contra los ecosistemas.

Siempre equilibrada

La composición del agua que llega a los hogares de Alicante puede variar según el porcentaje de aportación de caudales procedentes del Taibilla, de los acuíferos de Castalla y Villena, así como de la desaladora. Sin embargo, lo que nunca varía son los estrictos controles de calidad a los que es sometida día a día para obtener siempre un agua equilibrada.