En el Mediterráneo nada el pez rubio, que destaca por sus hermosas alas de mariposa que se observan en cada suave aleteo. Además, posee unos radios delanteros que parecen patas, con los que camina y busca a la vez el alimento, ya que están dotados de órganos olfativos, gustativos y sensoriales.

Su nombre científico, Chelidonichthys lastoviza, proviene del griego, golondrina, aunque nunca vuele fuera del agua. Presente en el Mediterráneo y el Atlántico en fondos marinos entre 50 y 200 metros de profundidad, el pez rubio vive sobre fondos blandos, fangosos o arenosos, a menudo en zonas cercanas a fondos rocosos.

¿Cómo reconocer al pez rubio?

Lo podemos distinguir por su coloración rojo carmín, salpicada de manchitas negras por todo el cuerpo y un rostro redondeado, con el morro prácticamente vertical. Pero si por algo destaca esta especie es por sus bellas aletas pectorales con la membrana azul violeta, con manchitas celestes.

Cuando nada extiende las aletas pectorales, que son largas y vistosas, y se ayuda de suaves movimientos en su cola, desplazándose como si planeara.

El pez rubio, que se alimenta de crustáceos, mide unos 30 cm de longitud y su cuerpo es alargado, casi cilíndrico, y la cabeza y el torso cubiertos de placas óseas, crestas y espinas.

Reproducción del pez rubio

La reproducción tiene lugar entre julio y agosto. Alcanza la madurez sexual cuando llega a los 20 cm y 3 años de edad. La hembra deposita los huevos sobre un sustrato, donde no reciben ni proteccion ni cuidados por parte de sus progenitores. Tanto éstos com las larvas circulan libremente por el fondo. Los años de vida del pez rubio suele extenderse hasta los 18 años.

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En el vídeo, ofrecido por la Fundación Aquae y realizado por la bióloga Mónica Fernández Aceytuno, podemos conocer algunos detalles más de esta hermosa especie del Mediterráneo.