Es una realidad: toda fachada acaba por estropearse. Ya sea por el paso de los años, que van generando grietas y desperfectos, o por una acumulación de polvo, suciedad y partículas contaminantes.

La mala noticia es que, si queremos tener una fachada limpia y bonita, hay que gastar dinero sí o sí. La buena, es que en la mayoría de casos lo que parece que está estropeado en realidad no lo está y es, simplemente, suciedad, por lo que el desembolso no tendrá que ser excesivo y nuestros muros y paredes quedarán relucientes.

Vivir en un núcleo urbano supone que el polvo y otros elementos contaminantes se van adhiriendo a los muros y paredes de edificios y viviendas, por lo que es necesario realizar una limpieza profesional cada ciertos años y contar, para ello, con una empresa especializada que conservará en perfecto estado, no solo el exterior, sino la estructural del mismo edificio.

Tipos de suciedad en las fachadas

Tipos de suciedad en las fachadas

El ensuciamiento más común suele ser por depósito generado por la acumulación de las partículas en la superficie de la fachada (depósito superficial) o en el interior de los poros (depósito interno), cuando las partículas se absorben con el agua y dejan en el interior la suciedad. No obstante, el ensuciamiento también puede darse por elementos que se derramen por la fachada.

La suciedad puede ser de tres tipos:

Suciedad por agentes atmosféricos: viento, lluvia, tormentas, altas o bajas temperaturas...

Suciedad por partículas contaminantes: humos, vapores, emisiones, polvo, arena, polen...

Suciedad por factores humanos: bandalismo, graffitis, pintadas, orina y deposiciones de mascotas...

La limpieza más adecuada para cada situación

La limpieza más adecuada para cada situación

La limpieza puede ser natural (fuertes lluvias con agua limpia), nada recomendable e imprevisible; mecánica, utilizando maquinaria tales como mangueras de presión; o química, en la que se aplican partículas abrasiva sobre las fachada. La limpieza mecánica y química suelen ir unidas.

Algunos tipos más utilizados de limpieza de fachadas son:

Agua a presión: Si la suciedad todavía no se ha adherido demasiado a la fachada, la forma más sencilla, rápida y barata es utilizar mangueras con agua a presión

Criogénica: con vapor de hielo seco. Es el mejor método de limpieza “cuidadosa”, permite limpiar sin dañar la superficie del edificio. Es ecológica y respetuosa con el medio ambiente y Limpieza Silicato aluminio

Silicato de aluminio: tiene coste moderado y se obtienen resultados de gran calidad en fachadas. No es peligroso para la salud. Adecuado para piedra, madera, hormigón…

Recuerda la importancia de contactar con una empresa de limpieza de fachadas especializada, que sabrá qué tipo de limpieza es mejor en cada caso y que dispone de los medios, productos y personal expertos en el tema.