Conocer la atención espiritual que brindan las enfermeras y enfermeros en su trabajo diario durante el proceso de estancia hospitalaria de un paciente y detectar posibles factores asociados que afloran al enfrentarse a la muerte. Con este objetivo, la profesora de Enfermería de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Elche, Maite Pinedo, y Juan Carlos Jiménez, del Hospital Universitario Vinalopó Salud y exalumno del CEU de Elche, han realizado un trabajo de investigación y de revisión bibliográfica sobre los cuidados que realiza el personal de Enfermería en la dimensión espiritual del paciente.

Una revisión que, según concluyen los autores, vuelve a poner de manifiesto el beneficio que tiene este «acompañamiento espiritual» en los pacientes a pesar de que hoy en día los profesionales cuentan con una falta de formación palpable y una preparación inadecuada para llevar a cabo un buen abordaje de la espiritualidad. En el artículo titulado “Cuidados del personal de enfermería en la dimensión espiritual del paciente. Revisión sistemática publicado en la revista Cultura de los Cuidados”, los dos autores apuntan que «existe una necesidad de generar propuestas o estándares de cuidado que contribuyan a cualificar y registrar la práctica de la atención espiritual, explorando algo tan sutil y subjetivo como es la atención emocional de la persona que pierde su salud y vivencia malestar y dolor espiritual».

Para ello, los autores consideran imprescindible superar «la falta de consenso sobre medidas de actuación protocolizadas» y abogan por consensuar el término «acompañamiento espiritual». Y es que la ambigüedad del concepto espiritualidad es uno de los obstáculos existentes para poder reconocer las necesidades de este carácter que el paciente puede tener y para la posterior intervención en un cuidado integral.

En concreto, la revisión documental realizada por María Teresa Pinedo Velázquez refleja que la subjetividad del concepto es, precisamente, lo que hace que la espiritualidad se confunda en múltiples ocasiones con la religiosidad, teniendo ambos conceptos puntos en común sin ser coincidentes.

«Diferentes estudios han puesto de manifiesto que la espiritualidad es una necesidad del paciente, siendo los constructos más frecuentes a los que se hacen referencia la necesidad de esperanza, necesidad de sentido, necesidad de amor, necesidad religiosa o divina y necesidad de afrontamiento de la muerte», exponen en el artículo los dos autores, quienes consideran que esta atención complementaria a la puramente física podría ayudar a los enfermeros a lidiar con emociones de angustia, miedo, depresión, rabia o insatisfacción, entre otras.

Sobre la idoneidad de aplicar este tipo de asistencia, los autores de la investigación recuerdan el estudio realizado por Bermejo, en 2012, en el que se apuntaba que «un 92,5% de los pacientes veía necesaria la atención espiritual durante la enfermedad», al tiempo que citan otro estudio de Delgado, este de 2011, en el que los pacientes consultados afirmaron que «la atención espiritual y religiosa les servía como fortaleza y confort para lidiar con su enfermedad oncológica».

Falta de formación profesional

Falta de formación profesionalEn la actualidad está reconocida la atención espiritual como procedimiento a seguir dentro de unos estándares de calidad asistencial del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, donde vienen definidas las líneas de actuación mediante un protocolo existente en la guía de Cuidados Paliativos dentro del sistema nacional de salud. Las estrategias de actuación contemplan varios niveles de intervención: básico, intermedio y avanzado. Estos equipos están formados por enfermeras, médicos, psicólogos, auxiliares de enfermería y trabajadores sociales, además de fisioterapeutas o sacerdotes en función de la evolución de la enfermedad.

A pesar de ello, María Teresa Pinedo Velázquez y Juan Carlos Jiménez coinciden en afirmar que existe una falta de formación, lo que puede afectar de dos maneras diferentes a los profesionales que atienden a pacientes paliativos. Por un lado, los autores citan que una de las consecuencias es que «repercute en su propio bienestar por el trato continuo con la muerte, generando sentimientos de angustia, miedo y sufrimiento». Por otro, los autores consideran que esta preparación inadecuada condiciona los cuidados del paciente, ya que «la enfermera establece un vínculo afectivo con enfermo y familia relacionado con el tiempo de interacción con estas personas, lo que finalmente produce en la enfermera sufrimiento ante la muerte de los pacientes», recalcan. Por este motivo existe la necesidad de formarse de manera específica para dar importancia a la humanización del cuidado.

En este punto, diferentes estudios confirman la falta de preparación de los profesionales, ya que en 2014 un estudio indicaba «el 77% de los enfermeros no se siente preparado para la prestación de cuidados espirituales, afirmando el 42% de los profesionales no haber recibido formación específica al respecto». Asimismo, el documento apunta que el 31% de los profesionales participantes en el estudio manifestaba tener dificultad a la hora de identificar necesidades espirituales, el 41% afirmaba que pocas veces hablaba de la muerte con sus pacientes e incluso un 48% nunca había oído a sus pacientes expresar necesidades espirituales porque no preguntaban por ello.

Para mejorar esta formación profesional, los autores sugieren la idoneidad de estandarizar herramientas de medida de la espiritualidad en cuidados paliativos. En España, de hecho, «las herramientas para la evaluación espiritual de las que se disponen en la actualidad no están adaptadas al castellano», señalan los autores. «Existe la necesidad de aumentar la formación de los profesionales para que sepan reconocer estas necesidades en los pacientes que cuidan», enfatizan los autores, al tiempo que proponen que «una primera recomendación sería incluir en la entrevista inicial de valoración de enfermería una serie de indicadores que detecten y aborden una situación de sufrimiento que el paciente vivencia: miedo, angustia, rabia, insatisfacción, soledad, tristeza y dolor interior».

En cuanto a las actitudes psicológicas a aplicar con los pacientes, diferentes autores proponen la empatía, autenticidad y aceptación incondicional, así como las actitudes espirituales como compasión, presencia y hospitalidad, como estrategias facilitadoras para poder aplicar los diferentes modelos de intervención.

¿Cómo detectar las necesidades espirituales?

¿Cómo detectar las necesidades espirituales?La SECPAL conoce la importancia de establecer unas directrices comunes de actuación en al ámbito de los cuidados paliativos y establece directrices para que el equipo multidisciplinario de profesionales tenga muchas habilidades en la valoración y atención de los problemas espirituales del paciente. Además reconoce la necesidad de formación en este ámbito y presenta algunas iniciativas como éstas: trabajar con la dimensión interna del profesional, sacando lo mejor de la persona como ayuda a su curación sin inculcar mensajes como verdades absolutas y utilizando una técnica metodológica de ayuda con planteamientos universales que buscan herramientas efectivas para el aprendizaje.

Las enfermeras suelen usar como estrategia para detectar necesidades espirituales en los pacientes la comunicación, la escucha, la música ambiental, la colaboración con otros profesionales, etc destacando la comunicación verbal y la escucha como un elemento eficaz en los pacientes sin posibilidad de curación. Este estudio coincide con la SECPAL en su modelo de counselling espiritual como herramienta de intervención para el acompañamiento.