La importancia de realizar una revisión visual en la vuelta al cole es fundamental para el desarrollo de la actividad diaria de nuestros hijos y de cara a su rendimiento escolar. Las enfermedades oculares pueden derivar en los peques con menos capacidad de lectura y concentración y pudiendo provocar un sentimiento de frustración en nuestros hijos que tiene consecuencias tanto en su vida personal como en su rendimiento.

Aproximadamente el 30% de los menores en edad escolar sufre algún problema visual sin diagnosticar que puede tener las consecuencias anteriormente mencionadas, especialmente si tenemos en cuenta que gran parte de la información que recibe el alumno la percibe a través del sentido de la vista.

Según el doctor Enrique Chipont, director médico y especialista en Oftalmología Pediátrica de Oftálica, "durante el desarrollo integral de un niño, la visión tiene un gran peso. Existen dos conceptos que hemos de diferenciar, mientras que la vista (buena agudeza visual) va a permitir que el niño se desenvuelva con seguridad, una buena visión implica que además procese correctamente la información que obtiene del entorno y pueda darle un significado y comprenderlo. Gran parte de las alteraciones visuales tienen lugar antes de los primeros 6 años de vida del niño, cuyo impacto puede ser considerable, por tanto las revisiones oculares son una herramienta fundamental para detectar a tiempo cualquier anomalía".

Un primer examen ocular es fundamental tras el nacimiento para detectar posibles anomalías estructurales oculares congénitas, sobre todo en el caso de los bebes prematuros. Para descartar irregularidades o la presencia de estrabismo, entre los dos primeros años de vida, es importante una exploración de la parte del segmento anterior y posterior del ojo. Al no existir gran colaboración por parte de los más pequeños, el especialista debe asegurarse de que existe una simetría en el desarrollo tanto visual y no visual de ambos ojos y detectar ambliopías o lo que se conoce como ojo vago.

Hasta aproximadamente los 6 años, se desarrollan las capacidades visuales (coordinación motriz, percepción en tres dimensiones, capacidad de enfoque?etc.). Las exigencias visuales van en aumento, por tanto ha de mantenerse una rutina de revisiones oculares anuales para controlar que estas no provocan alteraciones en el sistema visual, ya que hasta los 12 años aproximadamente, se lleva a cabo la madurez del sistema visual. Muy importante sobre todo con el uso continuado y tan extendido, a día de hoy entre la población infantil, de aparatos electrónicos.

Pocas veces encontraremos que el niño comente que tiene problemas visuales y muchas veces son tachados de malos estudiantes cuando en realidad es a causa de una mala agudeza visual. Niños considerados torpes, pueden estar sufriendo distintos problemas visuales, aún con buena agudeza visual. Las anomalías más frecuentes en los niños suelen ser la ambliopía u ojo vago, el estrabismo y la miopía, hipermetropía y el astigmatismo.

Un buen momento para realizar una revisión ocular puede ser ahora, pasado el periodo vacacional, de cara al nuevo curso escolar. También son buenas fechas las navidades, semana santa o verano, lográndose un mayor seguimiento y control para obtener un buen desarrollo visual y psicomotor. De todas formas, ante cualquier signo de mala visión debemos llevar al niño al especialista.

¿Cómo saber si mi hijo tiene un problema visual?

-Ojo desviado o movimientos fuera de norma

-Problemas para ver la pizarra o la televisión

-Se acerca mucho al papel cuando escribe o lee

-Acompaña con movimientos de cabeza a la lectura o el dedo

-Cambia sílabas o se salta líneas al leer en voz alta

-Sufre habitualmente dolores de cabeza

-Problemas de concentración

-Expresiones de esfuerzo, ojos llorosos y ojo rojo al realizar tareas

-Visión doble de los objetos

-No comprende o recuerda bien lo que acaba de leer o tiene que leerlo varias veces

-Parpadea continuamente

-Antecedentes de miopía, astigmatismo y otras enfermedades oculares.