Son la bendición del verano, ya que es el mejor momento para este pescado azul, rico en calcio, omega3 y que contienen fósforo, magnesio, potasio, hierro, zinc y yodo. ¡Ole las Sardinas!

Pescaditos jugosos y deliciosos, pero que tienen una capacidad increíble para "apestar" cualquier rincón de tu casa, pudiéndose dar la mano con la coliflor hervida.

Por eso, para todos los que vivimos en un piso, hoy reclamo nuestro derecho a comer sardinas, acabar con la panza bien llena y los dedos bien rechupeteados sin arrepentimientos de nuestra visita a la pescadería.

¿Cómo?, es muy fácil. ¡Asándolas en el horno 15 minutos!

Las sardinas como más las disfruto son asadas sin más: bien frescas, no hay mucho más que añadirles, solo sal. Sin embargo, ir probando pequeños toques de aliño ha hecho que aún me guste más prepararlas en casa e incluso cuando tengo invitados.

¿Cómo las preparo yo?, mientras el horno se va precalentado a 220º, ¡ojo, que esté bien caliente!, preparo la bandeja con base de papel vegetal, coloco todas las sardinas limpias de tripas y bien ordenadas, aceite de oliva virgen extra, bien de sal, medio limón primero rallado y luego exprimido y jengibre en polvo, cubriendo todas las sardinas; y al horno con ellas, poniendo la bandeja en la parte superior. Y en 15 minutos están perfectamente hechas, sin necesidad de darles la vuelta, jugosas y sin olores.

¿Queréis más opciones?, pues para esos momentos que te apetece algo picante, os las recomiendo con un buen toque de pimienta negra recién molida y copos de chile, regadas con un buen aceite de oliva virgen extra y por supuesto punto de sal. Y no os las perdáis con ajo picado, cúrcuma y perejil.

Así que os dejo, que yo me voy a asar unas sardinicas al horno.

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