Muchos no os habéis fijado nunca en él, en el supermercado, y otros al verlo habéis pensado, ¿para qué voy a compra yo un ajo negro?, ¿eso estará carbonizado, no?

Hoy os quiero contar que si un día, sólo un día, cogéis ese ajo negro y lo probáis, algo cambiará por completo en vuestra cocina.

Con el color negro azabache de esta gominola de ajo, ¡se abre un nuevo camino para las gambas al ajillo, en una primera cita!

Tres "AjoNegro-Preguntas" básicas:

¿Dónde los compro?

Hoy en día ya los tenemos en cualquier mercado y súper, solo hay que fijarse un poquito. Normalmente vienen envasados en una pequeña caja, la cual contiene dos cabezas de ajos. Eso sí, no vale asustarse o decir que no os lo hemos dicho€ su precio suele ser de unos 4€ la caja.

¡Eyyy!, ¿a dónde vais?, si, son 4 €, pero no dejar de leer y esperar un poco.

Están ricos, ricos. ¿A qué saben?

Son blanditos, dulzones y no pican, ni se repiten.

El ajo negro es ajo normal fermentado durante bastantes días a una temperatura controlada. Al fermentar se obtienen todos sus azúcares, y su aroma y textura cambian por completo del ajo original. Adquiriendo un riquísimo sabor balsámico, de regaliz y una textura untuosa.

¿Para qué lo utilizo?

¡Para todo lo que se te ocurra! Utilízalo para un all i oli, para carnes y pescados al horno, un punto genial en las lentejas, para calamares o sepia en salsa, en el pan tostadito, para hacer un pesto especial, en el puré de patatas como guarnición, un rico aceite para aliñar verduras, pastas y pizzas, en un revuelto de espárragos y mucho más.

Un ejemplo de ello es esta rica propuesta para verano de ensalada de pimientos asados y ventresca con aliño de ajo negro, que os mostramos.

¡Y que no falte una buena barra de pan para mojar!