Como en ocasiones anteriores, y tal y como me comprometí el año pasado, les voy a contar algunas cosas más del Transporte.

Ahora les hablaré de rentabilidad y de competitividad de las Empresas de Transporte de Mercancías por Carretera. Rentabilidad que pasa por la obtención de unos beneficios que se pueden obtener en base a una inversión realizada.

Verán, no sé si se han parado a pensar en alguna ocasión cuánto vale un camión. Les aseguro que mucho dinero, y también les aseguro que resulta extremadamente difícil poder rentabilizarlo. ¿Las causas? Muchas y diversas, falta de fuerza en las negociaciones, niveles de exigencia y cumplimiento de los servicios cada vez mayores, incremento desproporcionado de costes del Transporte, una cada vez más acentuada presión fiscal, el incremento de costes de inversión, etc, y frente a esta abrumadora avalancha de costes, servicios no siempre bien remunerados, que en poco o en nada pueden hacer frente a los costes tan dispares y tan difíciles de controlar.

Si hablamos de competitividad también hay que hablar de eficacia y efectividad de unas empresas con respecto a otras. Y en un sector tan atomizado como el del Transporte de Mercancías por Carreteras resulta de aplicación inmediata. Les aseguro que es un sector muy altamente competitivo. La aplicación de la ecuación oferta-demanda y los factores exógenos influyen, muy directamente, en el posicionamiento de cada empresa dentro del sector de Transportes.

Pero sobre todo, y por encima de todo, hay algo que planea y que no pocas veces se olvida por quienes son los interlocutores de los transportistas. Hablo de la capilaridad. Nadie, ningún medio de Transporte la tiene en la medida que la tiene la Carretera. El puerta a puerta es patrimonio de los Transportistas por Carretera y eso es lo que, en demasiadas ocasiones, no tienen en cuanta los Cargadores. Escuchen a los transportistas, no solamente hay que oírlos. Escúchenlos y pongan en práctica las teorías que tanto se airean en textos y códigos de buenas intenciones que no pasan de ahí, de teorías inaplicadas y de códigos inaplicables.

Quiero aprovechar esta ventana abierta que se me ofrece para, una vez más, y no me cansaré de hacerlo, invitar a nuestra Administración a explorar caminos junto a los transportistas. Caminos que ayuden a encontrar las soluciones que el Transporte de Mercancías por Carretera lleva demasiado tiempo buscando y reivindicando. Caminos que pasan por soluciones en inversiones en infraestructuras, mejor mantenimiento de nuestras carreteras, construcción de áreas de descanso seguras para los conductores, soluciones a los retrasos inverosímiles en la tramitación de expedientes y algunas cosas más como la formación. Miren, el Transporte por Carretera no sólo colabora, más que sobradamente, con las arcas estatales, autonómicas y municipales, que lo hace y en dosis muy generosas, sino que también debe encontrar una justa compensación a esa colaboración, y no la tiene. A veces un sentimiento común recorre los pensamientos de los Transportistas. “Parece que somos instrumentos de recaudación fácil de la Administración”. Pero no, no lo debe de ser. El Transporte de Mercancías por Carretera, se seguirá haciendo oír y también sentir.

Y ya, como siempre les digo, en otra ocasión les contaré más cosas del Transporte de Mercancías por Carretera y de los Transportistas.