Supuestamente se trasladó desde Madrid hasta Orihuela, estuvo a menos de diez minutos de llegar al lugar de la convocatoria pero no pudo asistir porque se encontraba «indispuesta». La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dejó plantada ayer a la comitiva que la esperaba en el Colegio Diocesano San José Obrero para realizar una visita cultural por el centro escolar que sirve además como casa de acogida para 70 menores. Este «plantón» coincide con la bronca interna del PP por la explosión de un nuevo caso de corrupción que ya amenazaba desde hacía días la cabeza del líder provincial de Valencia, Alfonso Rus. También la ausencia es significativa en una ciudad donde el PP se ha dividido por la «guerra» que ha terminado con la escisión del sector que lidera Pepa Ferrando.
Durante la visita estaba programado que la número dos del ejecutivo de Rajoy inaugurara, curiosamente, una pérgola de madera en la que incluso se había instalado una placa con su nombre, pero tras más de tres horas de larga espera el vicepresidente del Consell, José Císcar, anunció que no acudiría debido a una «indisposición».
Doce del mediodía. Esa era la hora a la que estaba previsto que comenzara el acto en ese centro escolar emplazado en las faldas de la Sierra oriolana, donde esperaba la comitiva integrada por el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, el vicepresidente del Consell, la consellera de Bienestar Social, Asunción Sánchez Zaplana, el alcalde de Orihuela, Monserrate Guillén y profesores y alumnos de este colegio. A las 12.30 horas se anunció que Sáenz de Santamaría estaba a media hora en coche de Orihuela pero había tenido que hacer una «parada en el camino» debido a que se encontraba indispuesta. La espera de más de una hora en el patio del colegio y con un termómetro que rozaba los 34 grados llevó a los organizadores a trasladar a los asistentes al interior del edificio, a una sala en la que se había preparado un tentempié y en la que estaba previsto que se realizara una rueda de prensa. Acabadas las empanadillas, los zumos y los cafés, se optó por realizar la visita a las instalaciones en las que reciben formación 450 alumnos de Secundaria y de Formación Profesional. Supuestamente, la vicepresidenta ya estaba por la zona de Montepinar, a escasos 10 minutos en coche del centro. Pero para no retrasar más el acto, se realizó la inauguración de la pérgola, que se roció con agua bendita.
Se anunció entonces que Sáenz de Santamaría acudiría al restaurante en el que estaba previsto el posterior almuerzo para, al menos, recoger la placa encargada para agradecer su visita. La espera siguió otra hora más en el bar. A las 15 horas se anunció, otra vez, que en 10 minutos llegaría el esperado coche oficial. Pero no fue así. Media hora después Císcar anunció que no vendría, por lo que el banquete empezó sin ella y ella se quedó, por ahora, sin su placa.
