El líder de Podemos, Pablo Iglesias, dio muestras ayer en Alicante de que se siente reforzado tras el debate del pasado lunesreforzado . Por eso, no le tembló a la hora de venderse como la única alternativa a Mariano Rajoy y a la corrupción. No sólo concentró todos sus ataques en el jefe del PP, sin mención expresa alguna a los líderes del resto de formaciones, sino que, además, sacó pecho de la gestión de Mónica Oltra en el Consell, en el que era su primer acto con la líder de Compromís en la Comunidad y su acto central en Alicante.

Con el Centro de Tecnificación como escenario, y ante un aforo que rozó las 4.500 personas, Pablo Iglesias y sus socios en la Comunidad fueron recibidos a los gritos de «Sí se puede» y «Pablo presidente», en un mitin que empezó con 45 minutos de retraso. La expectación fue tal que el mitin incluso llegó a ser «trending topic» en Twitter y se coló entre las cinco tendencias más comentadas. «No oblideu les retallades ni la corrupció». Con estas palabras en valenciano, en un claro guiño al principal nicho de votantes de Compromís, el líder de Podemos empezaba una intervención en la que alardeó de su tirón en estos momentos. «Nosotros estamos llenando los actos, pero parece que otros tienen más problemas», proclamó, mencionando de paso la visita de Rajoy a Orihuela.

A partir de ahí focalizó sus mensajes en el candidato del PP. «Señor Rajoy, no sólo hemos demostrado que podemos ganarle y que puede gobernar gente decente, sino que podemos gobernar mejor que ustedes, como la vicepresidenta Mónica Oltra ha demostrado», le espetó al líder popular. «Hay una alternativa a la corrupción y la ineficacia», apostilló. Evidentemente, Iglesias trató de sacar rédito político a la gestión de Oltra como vicepresidenta del Consell. Ahora bien, no fue el único ejemplo que puso encima de la mesa. Los casi 100 millones de euros que Ada Colau quiere destinar a políticas sociales en Barcelona; los 10 millones de euros en los que ha reducido la deuda el Ayuntamiento de Cádiz manteniendo abiertos los comedores escolares en verano; o la negociación impulsada en A Coruña con las eléctricas para tratar de reducir el impacto de la pobreza energética fueron sólo otros de los argumentos que el jefe de Podemos se sacó de la manga para replicar al PP que sí, que los suyos son capaces de gestionar, y de gestionar de forma eficaz. «Dicen que nos falta experiencia, pero hemos demostrado que podemos gobernar mejor que ustedes», subrayó de forma reiterada.

En ese punto, entró en harina y empezó a enumerar algunos de las promesas y los logros de Compromís, como la reapertura de la televisión pública valenciana o el convenio con Transparencia Internacional. Comenzaron entonces los ataques frontales contra la corrupción. Evidentemente, aprovechó para pedir la dimisión de Gustavo de Arístegui como embajador de La India, pero se centró en los escándalos que han castigado a esta Comunidad y, en particular, en los casos Blasco y Emarsa, que, según resaltó, se traduce en seis centros educativos menos. «La corrupción tiene que formar parte del pasado de este país», proclamó. «Señor Rajoy, no está a la altura de ser presidente», añadió Iglesias.

Medidas para promover la igualdad real entre hombres y mujeres, en especial en lo que toca a la conciliación o la violencia machista -que no de género, como recalcó-, y una reforma de la Constitución que permita acabar con el centralismo e impulsar una moción de confianza ciudadana fueron sólo algunas otras de las propuestas que propuso. «No quiero ser presidente para ser jefe de los ciudadanos, sino para ser vuestro empleado», concluyó.

Previamente, había intervenido Mónica Oltra, quien, por momentos, dio la impresión que había pasado por encima de Iglesias. También ella centró sus ataques en el PP, y lo hizo a golpe de críticas hacia la corrupción y a base de sacar rédito de la gestión que ha hecho en el Consell desde que se hizo con la vicepresidencia. «Todas las legislaturas tienen algo bueno, y también la de Rajoy: que se acaba», empezó diciendo nada más arrancada su intervención. «Necesitamos un Gobierno con corazón y el Gobierno del señor Rajoy no ha tenido corazón», manifestó. «El corazón no cabe en un sobre», destacó en un tono claramente irónico. «No tienen corazón, pero sí bolsillos», argumentó. Poco a poco, fue afeando medidas como el rescate a la banca, la reforma laboral, los recortes en sanidad y en educación, para acabar diciendo alto y claro que «ellos -por el PP- son los culpables de la crisis y los que han hecho negocio con la crisis». Afeó eso, y escándalos como el de Bárcenas o el caso Noós. «Se puede gobernar de otra manera», defendió.