Es la primera vez que el Consell se suma al día mundial contra la corrupción ¿Le sorprende?
No me sorprende. Ha habido un cambio sustancial con el nuevo Consell. Han sido muchos años visibles por los escándalos de la corrupción y veo un motivo de celebración que hoy la noticia sea que las autoridades den una paso adelante firmando un convenio con nosotros. Confío en que sea algo fundacional para una política más cercana a los ciudadanos y con menos corrupción.
La Comunidad ha vivido una etapa negra en materia de corrupción ¿Cuál es su análisis?
Habría que analizar históricamente cómo se organizó la clase política porque lo que me queda claro es que aquí ha habido una corrupción de las élites, no de la ciudadanía. Aquí los ciudadanos han reaccionado con una dosis de impotencia y han preferido tolerarla, pensando fatalistamente que era difícil cambiar la situación.
¿Cuánto poso dejarán estos casos en la Comunidad?
Queremos es que no se olviden nunca. El que olvida tiende a repetir. Lo que debe haber aquí es un rescate de la memoria histórica de porqué la Comunidad llegó a estos niveles tan altos de corrupción. El reto es cómo hacemos para que sea sostenible en el tiempo, para que cuando cambien estos líderes que demuestran un interés claro para combatir la corrupción, las instituciones tengan la suficiente solidez. Asistimos a un cambio histórico.
¿Qué debería hacer el actual Consell tras veinte años de régimen popular: borrón y cuenta nueva o levantar alfombras?
No creo en la política de no mirar hacia atrás. Quien no resuelve sus problemas pasados, quien no aprende las lecciones de la historia, está llamado a repetirlas.
¿Electoralmente se castiga más la corrupción o las crisis?
Las crisis aceleran. Uno se va al paro y entonces se da cuenta de que eso que no tiene se lo ha llevado otro. La corrupción es un impuesto que pagan los más pobres. Aquí el PP ha seguido ganando elecciones...
Efectivamente, hay una contradicción. Y no ocurre sólo aquí. Muchas veces los ciudadanos que expresan su hartazgo por la corrupción, va y votan a los corruptos. Y eso es un problema de conciencia, de frustración. Pero esas circustancias también cambian. Está pasando en Venezuela.
