La expulsión del PP de Alfonso Rus, hasta hace unos días uno de los barones territoriales más influyentes, evidencia la debilidad popular a escasas tres semanas de las elecciones. Dos décadas después de que Eduardo Zaplana ascendiera a la Presidencia de la Generalitat, el partido afronta las elecciones autonómicas en su peor momento en todo este tiempo. Sacudido por múltiples escándalos de corrupción, obligado a recibir auxilio económico del Gobierno, en el punto de mira de los colectivos sociales... A Alberto Fabra no le ha quedado otra que reforzar su línea roja contra la corrupción para que el caso Rus no se convierta en el soniquete del PP durante la campaña. Ha decidido cortar de raíz y le ha apartado del partido aun sin que pese una imputación sobre él. Pero Fabra no ha querido esperar a las decisiones judiciales. A diferencia de otros casos, como el de Sonia Castedo -en el que también había grabaciones comprometedoras-, el presidente del PP no ha dejado pasar el tiempo. El 24-M está a la vuelta de la esquina. A. F.
