El 26 de abril España vuelve a las urnas en las elecciones municiapales, europeaas y, en su caso, autonómicas. . Los ciudadanos de todo el país que cumplan los requisitos necesarios tendrán la oportunidad de depositar su voto en las urna. Pero, aquellos que, por el motivo que sea, no quieran apoyar a ninguno de los partidos políticos en los comicios, tendrán la posibilidad de votar en blanco, de depositar un sufragio nulo o de abstenerse.

¿Pero, qué es realmente votar en blanco y qué consecuencias tiene?

El voto blanco se da cuando dentro del sobre no hay nada. Es decir, una persona ha ido hasta el colegio electoral y en su sobre no ha metido ninguna papeleta. Según la actual Ley Electoral española, esta clase de voto se considera válido, por lo que se suma a los votos obtenidos por las diferentes candidaturas para hacer el reparto de escaños.

Es aquí cuando entra en juego la ley d'Hondt, el sistema de cálculo proporcional utilizado en el sistema electoral español. Conforme a éste, en cada circunscripción se excluye primero a las candidaturas que no hayan obtenido, al menos, el tres por ciento de los votos válidos emitidos, por lo que al incluir los votos en blanco una candidatura necesita más votos para lograr escaño.

Para entender esto, es mejor utilizar un ejemplo: en una circunscripción imaginaria en la que ha habido 1.000 votos a candidaturas, 200 en blanco y 50 nulos, teniendo en cuenta sólo los votos a candidaturas un partido necesitaría 30 votos (el 3%) para conseguir un escaño, mientras que al tener en cuenta los votos en blanco requeriría 36 (el 3% de 1.200).

Por lo tanto, en teoría, esta forma de voto perjudicaría a los partidos pequeños porque la misma ley d'Hondt les perjudica en las circunscripciones pequeñas. Sin embargo, el profesor de Ciencia Política de La Universidad de Málaga Manuel Arias asegura que en la realidad ni beneficia ni perjudica porque no es común que los partidos se queden en el límite del tres por ciento de los votos.

Ahora bien, esta clase de voto tiene un significado claro: al igual que el voto nulo se considera "gamberro" y de enfado, el voto en blanco transmite la idea de que la persona está de acuerdo con el sistema electoral pero "no le satisface ninguna opción", según Arias.