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Monóvar inicia la búsqueda de los restos de los represaliados por la dictadura

La consellera Rosa Pérez Garijo afirma ante los familiares de las víctimas del franquismo presentes en el primer día de trabajo que «esta exhumación acaba con una anomalía dentro de la democracia»

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Inician en Monóvar los trabajos para recuperar los cuerpos de los represaliados por la dictadura

La consellera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, Rosa Pérez Garijo, y el director general, José Ignacio Pérez Rico, asistieron ayer por la mañana al inicio de los trabajos de excavación de la fosa común del Cementerio de Monóvar, donde se encuentran los restos de los cuerpos de 26 víctimas de la Guerra Civil y de la represión franquista.

Pérez Garijo, acompañada de los arqueólogos que realizan los trabajos de excavación, se dirigió a los familiares de las victimas allí presentes, para informarles de las gestiones realizadas desde la Conselleria y del proceso que se va a seguir para recuperar los restos de las personas allí enterradas después de identificarlos y entregar a las familias los restos recuperados.

Rosa Pérez señaló a INFORMACION que «es un día muy emotivo, aunque esta iniciativa debería de haberse hecho mucho antes, ya que se trata de una deuda pendiente desde hace 80 años». Estos trabajos son muy importantes «ya que con ello empezamos a recuperar nuestra dignidad como país, ya que las victimas nunca perdieron su dignidad al morir por sus ideas, por la Libertad y por la Democracia», explicó.

«Con esta excavación y exhumación acabamos con una anomalía dentro de una democracia y es el último paso para conseguir un país sin la lacra de las fosas», resaltó la consellera. «Este era uno de nuestros objetivos marcados desde nuestra entrada en el gobierno: un territorio sin fosas», apuntó Pérez Garijo.

Por su parte, el director general José Pérez Rico, se congratuló de que Monóvar sea la primera actuación que se realiza en la provincia y señaló que, para él, «es muy especial, ya que desde pequeño he oído a mis mayores y a familias de Elda, mi pueblo, contar historias de las víctimas, del campo de prisioneros, a dónde iban a llevarles comida, siguiendo las vías del tren», reveló. «Esta es la segunda actuación de este tipo, tras las realizada en Castellón y tendrá su continuidad en Benissa, una vez se acaben los trabajos de la fosa monovera. Desde la conselleria estamos trabajando en fosas pequeñas y medianas con el objetivo que todas ellas desaparezcan del País Valenciá», subrayó Pérez Rico.

En el transcurso del acto, la concejala de la Memoria Histórica de Monóvar, Julia Tortosa, dejó claro que, por fin, «hemos llegado a la meta que nos propusimos cuando llegamos al gobierno en 2014 y creamos la concejalía de Memoria Histórica». Esta iniciativa, según Tortosa, «será la labor más importante que se habrá hecho desde esta concejalía, ya que por fin se ha hecho justicia con las víctimas y sus familias».

Asistentes al acto

Además de los familiares de las victimas, asistieron, entre otros, el alcalde de Monóvar, Alejandro García, los ediles del grupo de gobierno Julia Tortosa, Salvador Giménez, David Amorós, Pilar Seller y Emilio Martínez; el profesor y catedrático Glicerio Sánchez; las archiveras de Monóvar y Elda, Alicia Cerda y Consuelo Poveda; el exalcalde monovero, Natxo Vidal, y el edil Paco Pico.

Alivio familiar y lágrimas de emoción

Los nietos de los fusilados que yacen en la fosa de Monóvar coinciden: «Se lo debemos a nuestros padres»

Los familiares de las víctimas presentes en el Cementerio de Monóvar tienen un denominador común: todos pertenecen a la tercera generación, son los nietos que han recibido de sus progenitores, de sus padres, la llama encendida de la esperanza para recuperar a los abuelos. A pesar de no haberlos conocido, han oído de sus mayores muchas historias, que también les afectaban a ellos.

Francisco José Martínez Ferrer, nieto de Francisco Martínez Marco (Monóvar, de 34 años, fusilado el 18 de octubre de 1939), fue el primero en llegar a la fosa. Para él, «este momento significa mucho». «Yo no lo conocí, pero mi padre murió con el deseo de saber dónde estaba y de enterrarlo en la parcela familiar para ponerle flores de vez en cuando. Mi abuela también murió con el mismo deseo incumplido. Ahora me toca a mí recuperar algo que es mío».

Martínez Ferrer recuerda una anécdota. «Mi abuelo dejo a mi abuela en herencia la cena que le dieron la noche antes de ser fusilado, un vecino se la llevó a su casa, se trataba de una lata de sardinas y un trozo de pan para que ella y mi padre comieran».

Para José Joaquín Berbegal Celestino, nieto de Rafael Celestino Tafalla (Elda, de 44 años, fusilado el 18 de octubre de 1939) el momento «es muy emocionante, es una forma de dignificar la menoría de estas personas que perdieron la vida por defender un orden establecido y solo pido que esto acabe cuanto antes. Mi madre, con 98 años, en la actualidad enferma, no tenía otro deseo en su vida que recuperar a su padre, al que perdió con 17 años». Otro nieto de Rafael Celestino, Pedro Celestino Aroca, también acudió a Monóvar y señaló que «es un momento muy fuerte y sigo acordándome de mi padre, que pasó su vida pensando en mi abuelo. Pienso que se ha tardado demasiado en llegar a este momento, pero a día de hoy es una sorpresa y todo gracias al gobierno valenciano».

Las hermanas Reme y Laura Verdú Mayor, nietas y sobrinas nietas de los hermanos Sebastián y Juan Verdú Berenguer (Casas del Señor, 40 y 49 años de edad respectivamente, fusilados el 18 de octubre de 1939), reconocen que «es muy emocionante sobre todo por nuestro padre que murió recordándolos. Nos llevaremos a los dos».

Francisco Vidal Molina, nieto de Francisco Vidal Bernabéu (Biar), «cuenta que se trata de un día muy importante y emocionante en mi vida. Han pasado 80 años, los 50 primeros imposibles. Con la dictadura metieron tanto miedo a las familias, que nadie se movió hasta la llegada de la democracia y se empezó a hablar de Memoria Histórica. Los hijos no han podido vivir este momento histórico, nos toca a los nietos hacerlo».

Antonia Corbí Esteve, nieta de Luis Corbí Rico, alcalde de Monóvar durante la II República, asistió al cementerio «para solidarizarme con todas las familias que tienen sus seres queridos en esta fosa y van a tener la oportunidad de recuperarlos. En mi caso, esta posibilidad no existe al encontrarse mi abuelo enterrado en la fosa de Alicante».

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