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Un hombre con esquizofrenia y dependencia espera más de un año plaza en un centro

La familia critica que el recurso fue aprobado por la Conselleria de Igualdad en junio de 2019 y que la situación en casa es ya insostenible

Dimas, junto a su madre y a su hermana en su casa de Beneixama. áxel álvarez

Dimas García vive en Beneixama, acaba de cumplir 48 años y desde los 18 sufre una esquizofrenia paranoide unida a un rosario de problemas de salud que llevaron a su hermana a solicitar hace más de un año una plaza en un centro para enfermos mentales. Aún están esperando.

«La trabajadora social nos dijo en junio del año pasado que la plaza estaba ya concedida», explica Vicent García. Pero los días pasan y esa plaza no llega, mientras la situación en casa se vuelve insostenible. «Mi hermano sufre crisis periódicas e intenta autolesionarse, por lo que apenas se le puede dejar solo», lamenta su hermana, que relata la última vez que Dimas trató de hacerse daño. «Estaba ayudando a mi madre a ducharse y cuando salí ya se había autolesionado». Aunque el hombre ha estado ingresado en el centro Doctor Esquerdo y en el hospital, siempre se repite el mismo patrón: «lo internan, los estabilizan y al poco tiempo le dan el alta».

Vicent también tiene a su cargo a su madre de 82 años, quien sufre, y mucho, por esta situación. «Apenas pesa 35 kilos y se pone muy nerviosa con todo lo que está ocurriendo en casa».

Con este panorama tan complicado en casa, Vicent apenas puede trabajar cuatro horas a la semana en una oficina por no dejar solo a su hermano. «Él cobra una pensión de 300 euros y mi madre otra de viudedad y yo estoy dada de alta en la dependencia como cuidadora cobrando 153 euros. No son unos ingresos como para echar cohetes».

La dependencia es otra piedra en el zapato de esta familia. «Pedimos las ayudas de la ley, pero como le valoraron con grado I, no empezó a cobrar hasta hace poco tiempo». Tras sufrir un ictus, en 2018 la familia pidió un cambio de grado por agravamiento de la salud de Dimas y viendo que a Vicent la situación se le iba de las manos, en 2019 volvió a pedir otro cambio de grado, que aún no ha llegado.

Junto a la esquizofrenia y las secuelas del ictus, Dimas sufre párkinson y problemas de corazón, que le provocan un alto grado de dependencia y hacen cada vez más difícil la tarea de mantenerle en casa. «La situación es ya extrema, necesitamos una residencia para que él esté bien atendido».

Preguntada a la Conselleria de Igualdad por este caso señalan que desde la Dirección Territorial se contactó con los servicios sociales municipales correspondientes para que se tramitara una Prestación Vinculada al Servicio (PVS), «que es el trámite previsto en los casos de urgencia cuando no hay plaza pública». Este tipo de ayuda es una prestación por la que la administración, en el supuesto de que no se disponga de plaza pública residencial adecuada al grado de dependencia en un radio de 20 kilómetros respecto al domicilio de la persona en situación de dependencia, se ofrece a la persona usuaria, como medida sustitutiva de la plaza pública, la posibilidad de percibir una prestación económica vinculada al servicio residencial.

Estas ayudas sirven también para que las familias busquen una residencia privada y paguen la diferencia respecto al coste de la plaza. El problema es que también las residencias privadas carecen de plazas y muchas veces el coste de la plaza hace que sea inasumible para las familias, aun recibiendo la ayuda de la Administración.

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