La presencia de drones del casco urbano y casas de campo de Petrer empieza a dejar de ser un hecho anecdótico. Sobre todo porque el anónimo piloto -se sospecha que es uno- utiliza el aparato para hacer fotografías y captar vídeos atentando contra la inviolabilidad del domicilio y vulnerando el inviolabilidad del domicilioderecho a la intimidadpersonal y familiar.
En lo que llevamos de mes la Policía Local ha atendido tres denuncias vecinales por este tipo de hechos. La última se produjo el pasado domingo, a las diez y media de la noche, cuando se recibió una llamada en el retén alertando de la presencia de un dron sobre las terrazas de las viviendas de la ladera norte del castillo. Los denunciantes se percataron de que les estaban haciendo fotos privadas y también expresaron su temor a que el aparato cayera sobre ellos y provocara un accidente.
Una patrulla acudió al lugar pero fue imposible localizarlo. También en el extenso término rural de Petrer se han recibido denuncias por hechos similares. En la primera semana de julio el propietario de un chalé del Camí del Ametler solicitó la presencia de la Policía Local porque un dron estaba captando imágenes de su propiedad y de las fincas colindantes. En este caso el aviso se recibió a las siete de la tarde y, tras realizar una batida por la partida de Almafrá, los agentes tampoco detectaron la presencia del objeto volador.
Son los dos últimos casos pero este verano se han producido muchos más aunque no han sido denunciados. Curiosamente desde finales de junio hay depositado en la oficina de objetos perdidos Un ciudadano lo encontró en la copa de un árbol y lo entregó en el retén pero nadie lo ha reclamado.
No se trata de un problema acuciante ni reviste una especial gravedad pero la concejalía de Seguridad Ciudadana de Petrer, a cuyo frente se halla Pablo Lizán, va a ejercer una mayor vigilancia para evitar un uso inadecuado o ilegal de los drones. Según recuerdan los expertos, los pilotos deben tener permiso y cumplir las normas que recoge el Real Decreto de 2017 y que varían entre usos profesionales y recreativos. En términos generales no pueden utilizarse por las noches, dentro del casco urbano ni volar en espacio aéreo protegido, vías de comunicación, por encima de propiedades privadas, sobre concentraciones de personas y en condiciones meteorológicas adversas. Pero existen ciertas excepciones. Si el dron pesa menos de 250 gramos no se autoriza que supere los 20 metros de altura aunque se permite captar imágenes sobre la multitud para uso profesional. Además, con un peso inferior a los dos kilos puede utilizarse en horario nocturno pero únicamente en descampados o zonas despobladas. Para todos los casos es la Agencia Estatal de Seguridad Aérea la que establece los límites y, en ningún caso, su utilización puede convertirse en los ojos del cielo de un voyeur para vulnerar la privacidad de las personas.
