La fauna silvestre está colonizando muchos espacios urbanos que han permanecido sin apenas presencia humana en los dos últimos meses por el confinamiento del coronavirus. Las culebras son unos de esos animales y prueba de ello es que en Elda están apareciendo en edificios públicos y privados así como en calles y solares.
Aunque desde abril se han registrado varios avisos de ciudadanos, en la última semana la Policía Local ha capturado dos ejemplares de serpiente bastarda o de Montpellier. La primera el sábado pasado cuando se encontraba en el patio de una vivienda de la calle Espronceda. Posteriormente fue liberada en perfecto estado en las faldas del monte Bolón. Dos días más tarde se llevó a cabo una nueva intervención con otra serpiente bastarda, pero de mayor tamaño que la anterior, cuando tomaba el sol tranquilamente en las escaleras de uno de los pabellones del colegio público Miguel Servet. También este ejemplar fue liberado en la zona rural de La Melva.
La bastarda es la serpiente de mayor tamaño de la Península y de Europa. Puede llegar a superar los dos metros de longitud, es diurna, tiene movimientos rápidos y su «ceño fruncido» le confiere un aspecto de cabreo permanente. De hecho, se muestra agresiva y ante cualquier amenaza se levanta como una cobra y emite un potente siseo. Un silbido penetrante que los agentes pudieron escuchar alto y claro cuando se acercaban a ellas. Aunque es venenosa no representa peligro para el hombre porque su toxicidad es baja y sus efectos son únicamente locales. Además, la disposición de sus colmillos en la parte interior de la mandíbula hace que sea muy difícil que pueda inyectar su veneno a una persona. No obstante su mordedura produce una fuerte inflamación y resulta dolorosa. Por contra son animales muy beneficiosos porque combaten las plagas -de ratas e insectos- y es una de las mayores riquezas del patrimonio natural de la Península Ibérica. Por eso gozan de protección.
En caso de encontrarse con una culebra en la ciudad los expertos aconsejan mantener la calma y no alterarla ni causarle ningún daño. Basta con localizarla y aislarla en el lugar donde se encuentre para que no pueda escapar. A continuación se debe llamar a los servicios municipales para que la capturen y la lleven a un espacio natural o bien, si está herida, la deriven al Centro de Recuperación de Fauna de la Comunidad Valenciana situado en Santa Faz de Alicante.
«Es preciso acabar con las malas prácticas de atacarlas y sacrificarlas porque no suponen ningún riesgo para las personas», explica el biólogo José Carlos Monzo destacando que solo la víbora implica cierta peligrosidad «aunque en España hay muchas más probabilidades de fallecer por una picadura de abeja o de avispa asiática que por la mordedura de una serpiente. Lo primero que hace una culebra ante la presencia humana es huir y si no puede escapar lo último que hace, siempre y cuando sea venenosa, es morder porque para este tipo de ofidios el veneno es un recurso escaso que reserva únicamente para alimentarse. Por eso las que más muerden son las que no tienen veneno. Es su única forma de defenderse», puntualiza Monzó refiriéndose a las culebras de herradura y de escalera. Reptiles que, además, carecen de colmillos y nunca dejan de crecer.
Un jabalí por las calles de Aspe y flamencos en Villena
Un enorme jabalí lleva meses merodeando por el casco urbano de Aspe cuando cae la noche. Procede del enclave Los Algezares-Upanel y ha aprovechado el confinamiento humano para campar a sus anchas por las calles, en busca de alimento, de contenedor en contenedor. También en Villena la tranquilidad y la abundancia de lluvias de la pasada primavera ha propiciado la presencia de flamencos y todo tipo de aves en la recuperada laguna.
