La crisis del coronavirus está causando mucho dolor en todo el mundo. Pero el personal sanitario es el colectivo más expuesto al contagio y que mayor carga de trabajo y sufrimiento está soportando. Aunque impera su vocación, espíritu de entrega y profesionalidad, la presión del día a día y las muertes de sus pacientes terminan haciendo mella en su moral.
En estas trágicas semanas los sentimientos están a flor de piel y es normal que, tanto en el trabajo como en sus casas, enfermeras, médicos, auxiliares y celadores se derrumben y rompan a llorar. Y eso fue, precisamente, lo que le pasó anoche a la directora médica del Hospital General Universitario de Elda.
Joana Requena Puche regresaba a casa, después de doce horas extenuantes, y se encontró con un control de la Guardia Civil al entrar a El Campello. Los agentes le preguntaron qué a dónde se dirigía y, al contestar ella que era médico y venía del Hospital de Elda, todos los guardias civiles irrumpieron en un espontáneo aplauso. Así que Joana rompió a llorar de emoción por el inesperado homenaje, y también al pensar que hay mucha gente detrás del personal sanitario apoyando y agradeciendo.
Pero desde que estalló la emergencia sanitaria ella siempre ha trasmitido un mensaje de fortaleza y confianza. Está convencida de que "este virus lo paramos unidos".
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