El llamamiento para interpretar Paquito El Chocolatero desde las ventanas y balcones de Elda fue muy participativo en un momento duro y lleno de incertidumbre. Pero cuando de forma improvisada un trompetista empezó a tocar, asomado a su ventana, las primeras notas del pasodoble Idella los eldenses enloquecieron.

Un vecino sacó su potente equipo de música al balcón y puso a todo volumen la pieza del maestro Miguel Villar. Decenas de ciudadanos de todas las edades unieron entonces sus voces para cantar la letra de Antonio Juan, dando lugar a otra de esas escenas entrañables y fraternales que se están repitiendo en estos días por la pandemia.

Aunque Idella es la composición musical con la que comienzan en junio las fiestas de Moros y Cristianos de Elda, con el paso de los años el pasodoble se ha terminado convirtiendo en un himno para la ciudad. De hecho, todos los eldenses conocen su letra y la cantan en los momentos más relevantes como rasgo de identidad y unidad. En este caso para subir la moral en la trágica guerra contra el coronavirus.