El azar le ha echado un pulso a la Ley de la Probabilidad en Elda. El estanco del barrio Nueva Fraternidad ha repartido dos primeros premios de la Lotería Nacional en un intervalo de cinco días. Y, además, los dos números han terminado en ocho. Caprichos del destino.

La primera alegría se la llevó un vecino de la zona con el sorteo especial del pasado sábado. Llevaba un décimo del número 58.988 por el que abonó 12 euros y que resultó agraciado con la nada despreciable cantidad de 100.000 euros. Es un cliente habitual, de mediana edad, que siempre juega los sábados y pide uno o dos boletos por máquina. Solo pone una condición: que acabe en ocho. Una costumbre habitual en él, desde hace muchos años, porque siempre lo ha considerado su número de la buena suerte y, al final, el tiempo le ha terminado dando la razón.

Pues bien, el pasado jueves, cuando en las calles, bares, tiendas y parques del barrio todavía se comentaba la proeza, de nuevo la diosa Fortuna se fijaba en el mismo estanco sito en el número 42 de la calle Maximiliano García Soriano. En esta ocasión, también extraído por terminal, otro décimo del primer premio con el número 16.958 al que le han correspondido 30.000 euros.

Los dueños del establecimiento, los hermanos María Salud y Juan Calderón Sánchez, están tan contentos como si les hubiera tocado a ellos. «Cuando hacemos felices a nuestros clientes esa felicidad es compartida», comentan con satisfacción. Ambos regentan un negocio familiar con más de 40 años de trayectoria. Solo recuerdan haber dado otra «gran alegría» con el sorteo de la Bonoloto. Fue hace varios años cuando una clienta, también del barrio, consiguió cinco aciertos y el complementario de la combinación ganadora. En ese caso se embolsó 300.000 euros.

«Yo no soy de hacer hechizos ni conjuros pero pienso que en la vida, en general, igual que vienen rachas malas también vienen buenas. Como las olas del mar», comenta María Salud Calderón haciendo alusión a que la suerte también le está acompañando últimamente en el plano personal.

«Dicen que es más fácil que te caiga un rayo a que te toque la lotería. Pues a nosotros ya nos hubieran caído dos rayos en la misma semana», se reía ayer la estanquera suscitando la complicidad de una clienta que le pedía un décimo para el sorteo de hoy. «Pero no me des un número cualquiera, dame el que tenga premio seguro que no subo la cuesta de febrero», ironizaba.

Probable es, pero poco, que el mismo punto de venta de lotería consiga dos veces un primer premio en cinco día. Consultado un experto en la materia explica que, partiendo de que se pongan en venta mil números distintos, la probabilidad de que toque dos veces el primer premio en el mismo año sería de 1 entre 1 millón. Pero si el estanco o la administración de lotería jugara 100 números distintos la probabilidad se reduciría a 1 entre 100 millones. En el juego de La Primitiva conseguir la combinación ganadora se situaría entre los dos extremos anteriores porque, en este caso, la probabilidad es de 1 entre 14 millones. Por lo tanto, para que una persona consiga premio debería jugar una vez al día durante un millón de días. Osea, vivir 2.700 años. Y eso teniendo en cuenta la probabilidad más alta porque vivir esos años, sin dejar de jugar ningún día, tampoco garantizaría obtener el ansiado botín.

En definitiva, el azar le ha ganado el pulso a la Ley de la Probabilidad en Elda.