Una placa de cerámica en el casco antiguo de Elda, en la confluencia de las calles Francisco Laliga y La Purísima, recuerda desde ayer la ubicación de «las cuatro esquinas» entre los siglos XVIII y XIX. La colocación de este hito forma parte de un proyecto que en su momento pusieron en marcha el colectivo en defensa del patrimonio local Mosaico, la Asociación de Minusválidos Físicos de Elda y Comarca (Amfi) y la concejalía de Cultura y Patrimonio.

Al acto de presentación asistieron Amado Navalón, concejal de Patrimonio; Antonio Gisbert, presidente de Mosaico; Andrés Molina, responsable de Amfi; Juan Carlos Márquez, arqueólogo municipal; Gabriel Segura, cronista oficial de la ciudad y Francis Valero en representación de la asociación Adoc, además de otros miembros de la Corporación Municipal como el portavoz del grupo popular Fran Muñoz y el concejal de Vox, José Francisco Mateos.

«Hace unos años, desde Mosaico y la Plataforma Cívica Centro Histórico, tuvimos la iniciativa de colocar una serie de paneles de azulejos que tuvieran vistas de la Elda antigua. Se hicieron cinco paneles para ubicar en la plaza de Arriba, plaza de Abajo, la antigua placeta de San Pascual y la entrada a la ciudad por el portal de San Antón. Amfi se encargó de hacer los azulejos pero al final, por diversos motivos, no se colocaron», recordó Antonio Gisbert.

Pero Amado Navalón ha puntualizado que «ahora toca felicitarse por una iniciativa que ha tenido un final feliz. Tenemos un hito en esta esquina para rememorar nuestra historia entre los jóvenes y visitantes. No es desdeñable la opción de, en línea con Mosaico y Amfi, seguir rescatando del olvido lugares e hitos emblemáticos de la ciudad. Es uno de los proyectos que tenemos en la concejalía de Patrimonio junto a los del acondicionamiento del yacimiento arqueológico El Monastil y la restauración del castillo».

Para Juan Carlos Márquez es necesario «poner en valor la labor de los artistas que han realizado los paneles, Miguel Ángel Guill y de Mariade, porque estas placas pretenden ser un pequeño hito en nuestro paisaje urbano, unos referentes que nos permitan identificar lo que somos y de dónde venimos». De hecho, la obra cerámica recuerda la existencia de un espacio, «las cuatro esquinas», que marcaban un cruce de calles estratégicas e importantes y comunicaban los diferentes portales de la urbe. En este caso recuerdan las entradas y salidas principales de la ciudad en los ejes este a oeste y norte a sur. En el primero se conectaba el antiguo portal de San Antonio -que enlazaba con Monóvar y Sax- con el portal del Chapitel que conduce hacia Alicante, mientras que en el eje norte-sur se unía con el portal del Ángel y la salida norte hacia Petrer y València.